Entre abril y diciembre de 2001, cuando Alberto Rodríguez Saá fue Jefe de Gabinete de Ministros del Gobierno de la Provincia de San Luis, solía recorrer personalmente las filas de puntanos haciendo cola en el entonces banco Banex. Se inquietaba por el destrato que a todas luces padecían esos clientes, en la calle, haciendo colas interminables a la intemperie, con frío, calor, durante horas… Era un buen gesto.
Pasaron 20 años, el Banex pasó a ser Supervielle, pero las malas prácticas siguen siendo las mismas. La diferencia es que ya nadie se indigna por ese trato al que están «obligados» los empleados del estado provincial.
¿Acaso el ministro de Hacienda Pública, Eloy Horcajo ha visto o recorre esas filas para hablar con los clientes, sus empleados de la administración pública provincial que siguen haciendo colas de más de 100 metros para poder cobrar, más allá de las condiciones que impone la pandemia y el distanciamiento social?.
¿No debería exigirle el ministro de Hacienda, al banco al cual le entrega como cautivos las cuentas de miles y miles de puntanos, que mejore la prestación de sus servicios? O que habilite más cajeros y con más dinero para que no falte. O que organice algún sistema de pago que no exponga a sus clientes como los expone, mucho menos a los jubilados en la sucursal de calle Junín.
¿Algún día, el trato a los clientes será motivo para que el Gobierno provincial revea su relación con el Supervielle?
El ministro de Hacienda, hombre de confianza de la Jefa de Gabinete, Natalia Zabala Chacur ¿es empleado del pueblo puntano o del banco Supervielle?.