Por Andrés Vallone.
La provincia de San Luis vive una marcada decadencia manipulada por el Poder Político que busca un dominio absoluto en la toma de decisiones y sabe que cuenta con una ciudadanía paralizada, adormecida, casi abandonada a su suerte y una clase dirigencial en una gran mayoría funcional al sistema. Las Instituciones han perdido el prestigio del que supieron gozar.
Una provincia que supo destacarse por su independencia económica, sus políticas innovadoras, su escuela de administración y su alto nivel de planificación, hoy, por actitudes de avasallamiento ha perdido el valor del respeto y la independencia de Poderes e Instituciones.
Azorados asistimos esta semana los puntanos, y también los turistas (porque el hecho tuvo lugar en el principal destino vacacional), cómo un Ministro del Poder Ejecutivo Provincial y un Intendente se peleaban y se faltaban el respeto, como dos adolescentes en una riña de bar, la excusa era la inseguridad que vive la ciudad de Merlo, que no dista de la que se vive en toda la provincia. Cabe reflexionar si los gritos y las descalificaciones, en verdad, eran en defensa de los ciudadanos inseguros o forman parte de un sistema patoteril de imponer ideales por sobre el sistema democrático de autonomía institucional.
El señor Ministro de Seguridad, Luciano Anastasi y el Señor Intendente de la Villa de Merlo. Juan Alvarez Pinto, creerán que el que grita más fuerte o el que más le falta el respeto al otro tiene razón, alguno de ellos o sus asesores habrá creído que esa es la imagen que quieren ver los vecinos preocupados por los hechos de inseguridad y porque sus autoridades los resuelvan.
No sería más conveniente para ambos, pero sobre todo para la Provincia que dejaran de lado sus diferencias políticas y trabajaran por el bien común, que la foto o los videos que deliberadamente hacen virilizar los mostrara en una mesa, con el mapa del delito trabajando codo a codo en búsqueda de soluciones y no generar grietas, porque esa también es una forma de beneficiar a la inseguridad.
Venimos de un año difícil, estamos iniciando otro año que será igual de difícil, en pleno enero en una localidad como la Villa de Merlo a los ojos de quienes eligieron el destino para encontrar paz y armonía, ver a dos jóvenes funcionarios echarse culpas y acusarse mutuamente, no soluciona el problema (que es grave) y nos muestra como una Provincia improvisada y sin diálogo.
Los funcionarios deben reflexionar, uno por que ocupa un lugar en el que fue designado por el Gobernador, el otro porque fue elegido democráticamente por su pueblo; ambos tienen una gran responsabilidad, pero también tienen obligaciones. Con su proceder han generado un gran daño a la Provincia, a la política y a las instituciones que representan.
No se trata de la Inseguridad que nos preocupa a todos y que hay que resolver, se trata de la Institucionalidad que también nos preocupa a todos y que vemos tambalear.