Exclusiva a Alexandre Roig: el desafío de pasar de planes al trabajo en cooperativas

30 de enero de 2021
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Alexandre Roig, francés nacionalizado argentino y militante del Movimiento Evita, es el flamante presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).

Su currículum académico profesional entra a presión: Roig es investigador del Conicet, académico universitario de la Universidad Nacional de San Martín, doctor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en sociología económica del desarrollo (Francia), Master del Instituto Universitario de Estudios sobre el Desarrollo de Ginebra (Suiza), Master en Ciencia Política de la Universidad de Toulouse (Francia),  impulsor del Centro de Estudio Sociales de la Economía que lleva adelante investigaciones sociológicas y antropológicas sobre dinero y finanzas, autor de libros, conferencista, docente y dueño de otra decena de títulos y reconocimientos en prestigiosos ámbitos académicos.

Su designación por parte del presidente Alberto Fernández abrió la puerta para conocer su visión sobre el trabajo, el cooperativismo, los planes sociales y la realidad argentina en este tiempo de pandemia y crisis.

Pregunta: -¿Cómo llega un sociólogo y académico como usted a convertirse en presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES)? ¿Cuál es el rumbo que llevará su gestión?

Alexandre Roig: -Yo estoy convencido desde hace tiempo que el trabajo intelectual y académico y el trabajo político tienen un denominador común que es el dar y la voluntad de transformación.

Para el tiempo, trabajar para el otro, es lo que hace un docente y es lo que hace un político que está convencido de la transformación, con lo cual en mi caso en particular, mis temas de investigación me fueron llevando a analizar la economía popular, eso me ha llevado a trabajar con organizaciones populares y con el Movimiento Evita en particular, y desde ahí hemos ido construyendo una agenda, una serie de debates que creemos que pueden contribuir a la transformación de la sociedad en su conjunto.

Fue entonces una convergencia de una agenda intelectual y de una agenda político y social, y por lo menos, en lo que nos concierne, estamos convencidos de que la posición intelectual no puede, si pretende realmente transformar a la realidad social, estar fuera de la vida política, con lo cual no hay una posición de neutralidad axiológica, sino que para nosotros la vida intelectual es básicamente compromiso y el compromiso es estar adentro de la historia, no mirándola desde afuera. Los que mueven la historia son las grandes organizaciones.

Pregunta: -En entrevistas anteriores de esta página, se confrontó a dirigentes políticos puntanos con dos ideas muy actuales surgidas a partir de la pandemia y sobre las que debaten reconocidos intelectuales. La primera es la tensión entre la solidaridad -lo mancomunado- versus el temor -el individualismo-; y la segunda refiere a la necesidad de rediscutir el rol del Estado y sus límites de acción. ¿Qué piensa sobre estas dos ideas?

Alexandre Roig: -Esas dos ideas son interesantes porque finalmente uno de los grandes dramas de nuestra sociedad contemporánea es haber construido la realidad social de manera tan dicotómica, esas divisiones binarias de las cuales todos nos quejamos, tratamos de revertirlas, pero diría que uno de los puntos centrales, o iniciales de ese problema social –división dicotómica de la realidad social- es que tenemos categorías dicotómicas. Por ejemplo, se piensa en función de una vieja tradición liberal de que el Estado y la sociedad están totalmente separados. El problema es que esa separación plantea muchos equívocos y una división del trabajo dentro de la sociedad que es improductiva. Por qué, porque en una sociedad compleja es muy importante que la sociedad esté dentro del Estado y no afuera del Estado. Eso no significa que el Estado tiene que intervenir en lo social en todos los puntos, sino más bien al contrario, que el Estado tiene que estar atravesado por lo social. Y eso es importante porque básicamente en la sociedad están los saberes sobre la transformación de nuestras sociedades. Dentro de la sociedad están los saberes productivos, los saberes comunitarios, los saberes que permiten identificar los problemas, encontrar soluciones y también, sobre todo, encontrar caminos de transformación social. Entonces, es muy importante poder salir de esa dicotomía entre Estado y sociedad porque es muy importante que la sociedad esté dentro del Estado a través de mediaciones, y eso es válido para la economía popular, como es válido para el mundo de la producción privada, como es válido para el mundo científico; es decir, es importante que exista esa interacción, que estén las mediaciones que permitan esa articulación.

Empiezo por este punto porque desde ahí se deduce la importancia de construir una sociedad en torno a lo común, las sociedades se construyen y siempre se construyeron en torno a lo común, nunca se puede construir una sociedad de individuos. Se puede construir una sociedad con individualidades que comparten algo común, y eso es lo propio de la etapa actual de la vida moderna en la cual estamos.

Pregunta: -Muchas veces se escucha en los debates políticos que algún dirigente reclama la necesidad de recuperar la cultura de trabajo. Se argumenta que un par de generaciones de argentinos vive fuera de esa cultura. ¿Cuál es su visión sobre la realidad del trabajo en nuestro país?

Alexandre Roig: -Yo creo que justamente, lo propio de la transformación del capitalismo de los últimos treinta años hizo que se modificaran las lógicas del capital; fueron cada vez más “financiarizados”, se usa cada vez más los algoritmos, y las tecnologías del capital son cada vez más centrales en la forma de producir acumulación; otras transformaciones de procesos productivos industriales hacen que hoy en día el trabajo tenga formas diferentes, en general en desmedro de la calidad del trabajo y de la protección de los trabajadores.

Pero eso no significa que los trabajadores hayan quedado pasivos esperando que el Estado o el capital les resuelva el problema,  sino que justamente los trabajadores y las trabajadoras generaron su propio trabajo, se auto-organizaron, ese es el punto central entre la larga historia en la Argentina entre cooperativismo y mutualismo, y la economía popular; son sectores que han organizado la producción y los servicios en particular cuando ni el capital ni el Estado estaban en condiciones de hacerlo. Esto es clave, porque no es que no hay cultura del trabajo, sino que hay varias culturas de trabajo y que gran parte de la función del Estado y la política pública es potenciar esas culturas de trabajo que enriquecen en su diversidad al modo productivo argentino.

Pregunta: -¿Qué representa la figura del cooperativismo para este tiempo de pandemia y crisis que atravesamos los argentinos? ¿Cuál es el modelo de trabajo mutualista argentino? ¿Hay experiencias internacionales que pueden servir como ejemplo de este tipo de desarrollo colectivo? ¿Cuáles serían, para nuestro país, resultados auspiciosos?

Alexandre Roig: -Argentina es para el mundo un modelo de cooperativismo y mutualismo. No es menor que por primera vez en la historia del cooperativismo internacional, un argentino, Ariel Guarco, sea el presidente de la Alianza Cooperativa Internacional. Por qué, porque efectivamente aquí hay una gran tradición de cooperativismo y mutualismo con grandes ejemplos de transformación y desarrollo.

Los números son públicos, pero más del 10% del PBI está en manos de cooperativas y mutualistas; 27 millones de argentinos y argentinas están vinculados de alguna u otra forma con el cooperativismo y el mutualismo. Es decir que en Argentina hay un desarrollo enorme; ¿cuál es el problema?, el problema es que ese modo de organización de la producción, de los servicios, y de la vida y del trabajo no forma parte todavía de los grandes imaginarios argentinos. Entonces es importante que nosotros podamos trabajar esas imágenes, que podamos dar cuenta en la sociedad de esta forma de organización de la producción y de la vida, que pone el centro justamente en lo común, la cooperación, la mutualidad. Vamos a poner en conjunto las fuerzas a favor de un proyecto colectivo, y eso es una potencia enorme.

Obviamente durante las crisis, en los próximos tiempos vamos a escuchar hablar mucho de las cooperativas como formas de resolver las situaciones de crisis. Es muy importante que no limitemos la idea de la cooperativa y la mutual a los tiempos de crisis, porque es una forma eficiente de organizar la producción y los servicios en todos los momentos de nuestra historia económica. Son sumamente importantes, en particular en muchas ciudades del interior del país, hay un gran modelo para visibilizar, para profundizar y para ampliar en el cooperativismo y mutualismo argentino.

Pregunta: -La provincia de San Luis no escapa a los indicadores nacionales relacionados con la desocupación y la pobreza. Y tiene un alto número de habitantes que depende de planes sociales. El Movimiento Evita es, en San Luis, el espacio que más actividad y proyectos de economía popular lleva adelante en estos momentos. ¿Cómo se puede articular con esos trabajadores que hoy reciben la asistencia de planes provinciales o nacionales para que se integren o desarrollen proyectos de trabajo cooperativo?.

Alexandre Roig: -Una de las grandes líneas que vamos a profundizar es ampliar las herramientas normativas, crediticias y de información para las cooperativas de trabajo en Argentina. Hay actualmente cinco mil cooperativas y esperemos que podamos organizar la producción en muchas más cooperativas de trabajo porque eso lo que les va a dar es el marco legal, crediticio e informacional para que puedan llevar adelante. ¿Qué significa tener marco legal? Es primero, la certeza de poder trabajar en buenas condiciones, de tener los papeles en reglas, de poder pagar los impuestos que corresponden y por ende también, ser reconocidas por la sociedad al nivel que debieran ser reconocidas los trabajadores y trabajadoras de la economía popular. Efectivamente la figura de la cooperativa es clave porque es la gran herramienta de organización de la producción.

Nosotros esperamos que en ese proceso que llevamos adelante de pasar de planes a trabajo, la cooperativa sea una herramienta central. Vamos a poner todos nuestros esfuerzos para que así ocurra.

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