El desmanejo que ha tenido el traspaso del Supervielle al Nación como agente financiero del Estado provincial quedó en evidencia en los últimos días y como siempre los perjudicados han sido los ciudadanos, que se vieron enfrentados entre sí.
Claramente una maniobra de esa envergadura requería algo más que una mesa de funcionarios riendo y contando anécdotas durante la presentación.
Nada quedó de aquel Gobernador Rodríguez Saá que más de una década atrás recorría las filas de clientes del Supervielle en la peatonal para ver cómo eran atendidos, como una manera de poner presión sobre la prestación del Banco.
Esta semana, una jubilada de 68 años terminó detenida por la Policía cuando agredió a otra mujer, personal de Seguridad Comunitaria que cumplía tareas en la puerta de la sede de calle Colón.
La mujer había previamente hecho filas desde las primeras horas de la mañana en la casa Central del Banco Nación, y de allí derivada a la sucursal.
Enfrentados entre sí
El incidente se produjo cuando -según los testigos- la mujer que quería retirar el dinero de su jubilación mensual, se hartó de la demora y respondió con violencia física a la empleada de Seguridad Comunitaria que le reclamó que hiciera la fila correspondiente. La jubilada terminó detenida en la Comisaría Primera.
Las complicaciones que afectan a jubilados y clientes en general en el traspaso del Nación al Supervielle son varias. Entre ellas la demora en la llegada de las tarjetas; más la respuesta “tiene que bajarse la aplicación” deja fuera de juego a cientos de jubilados y personas que no disponen de teléfonos para correr una app o que no están familiarizados con trámites electrónicos. Apenas si pueden responder un whatsapp.
Como corolario, es evidente que el Estado en todos sus niveles, tanto el gobierno de la Provincia, a través el ministerio de Hacienda Pública, como Nación con su oficina de ANSES en San Luis parecen desentendidos de esta realidad, que afecta a miles de puntanos, y entre ellos a los más vulnerables por edad o situación económica.