Por Daniel Sosa.
Tuvimos un pejotismo espantoso, sectario, excluyente, encerrado en los barrios privados y las mansiones de CABA y las principales ciudades de cada país. Un grupo «dirigencial» sin ética ni moral que dañó vastos sectores populares y es el grupo que ayudo a la aparición de Milei y ese sector social que siempre está dando vueltas y que se expresa cuando encuentra quien los representa y contiene.
Nuestro Movimiento Peronista está atado de pies y manos con esta dirigencia partidocrática y sin ideas ni autocrítica, que fue limando las chances de representación de nuestros compañeros y compañeras de cada barriada.
Está aberración tiene sus propios síntomas que se expresan en el enriquecimiento de varios, corruptos y amorales por varias regiones de la patria.
Los dueños eternos de las lapiceras eliminaron de las candidaturas a Compañeros y Compañeras del Movimiento Obrero y los Movimientos Populares en todo el país. Miremos cuántos legisladores del sector hay.
Nuestro Movimiento Peronista necesita recuperar las riendas y conducir con criterios diferentes y más sensatos. Nuestro movimiento necesita un partido que se adecúe a los tiempos, que actualice la doctrina, que lea las 20 verdades y las aplique a la vida cotidiana construyendo comunidad.
Este modelo económico está en pleno éxito de saqueo de la riqueza del país y para ocultar sus estafas piramidales, sacará del teléfono de Alberto Fernández más cuestiónes escandalosas para usar como cortina de humo.
Nosotros estamos sin construir poder político porque sostenemos a esta dirigencia fracasada.
En el PJ habrá elecciones para las nuevas autoridades y trataremos de ingresar en la contienda para plantear ideas y posturas para debatir; ojalá se pueda y habrá que comprender que no será sencillo desbarrancar a los mariscales de la derrota que buscan estar nuevamente en las listas.
Sigamos con la olla popular, y empecemos a construir nuestras alianzas políticas urgente, sino, seremos esclavos nuevamente de los dueños y dueñas de las lapiceras que jamás miran el barrio o el gremio como parte de la solución, sino que los miran como una cantera de votos y golpeadores de puertas.
El que no cambia todo, no cambia nada…
Por eso es que hay que intentar este proceso de transformación de nuestra herramienta electoral que es el PJ, sino, ya tenemos herramientas alternativas para presentar candidaturas en alianzas más afines a nuestras necesidades y aunque sea difícil, no es imposible.
La Patria existe, la Liberación es posible.
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