No menos de cuatro encuestas circulan entre los dirigentes puntanos por estas horas.
Delfos, Marcelo Ciaglia y Zuvan Córdoba son los responsables de tres de esas muestras de cuya autoría podría dar fe esta página. En verdad, existen más sondeos en plena elaboración pedidos por intendentes de distintas localidades de la provincia, interesados en otear el escenario con algún rigor científico que aporte a su natural perspicacia política.
Esa mediciones que testean el humor social sobre diversos temas de actualidad como pandemia, medidas restrictivas, acciones de gobiernos, preocupaciones comunes como falta de trabajo, inflación, corrupción y otros de frecuente mención, y hurgan en la consideración general de la sociedad en términos de imagen y gestión de gobierno en torno a las principales figuras políticas nacionales y provinciales, coinciden en muchos resultados. «A mí me dio algo muy parecido» revelan quienes encargaron esos estudios cuando se los coteja con otros.
Por ejemplo: Cristina Kirchner y Mauricio Macri, los últimos dos ex presidentes de Argentina son los dos dirigentes con peor imagen tanto en la consideración nacional como en la provincia de San Luis, con especial relieve en el caso de Cristina en esta provincia, al punto de que su imagen es peor en San Luis que en Córdoba, un bastión históricamente radical o anti-k. Su imagen genera un enorme rechazo en la sociedad puntana en donde, paradójicamente, se impuso en la última elección presidencial el otro candidato con peor imagen entre los puntanos: Mauricio Macri.
En cambio, el presidente Alberto Fernández, fluctúa, navega en un bamboleante barco bajo la influencia del oleaje de la pandemia y de la economía. Esa lectura se desprende de la comparativa con otros sondeos previos. Su imagen parece atada a las alternativas de su gestión de la pandemia de coronavirus e inevitablemente de la situación económica, lo cual se constituye en un problema de su espacio político de cara a las próximas elecciones legislativas en setiembre y noviembre. El cambio es mensual. Ondulante.
Contrariamente el dirigente nacional con mejor imagen hoy en la sociedad argentina y particularmente en la sociedad de San Luis es el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. Su imagen es la más alta por bastante margen comparada con el resto de los dirigentes. Aunque nadie se pregunta por qué ese nivel de valoración, probablemente – visto con los anteojos de la polarización- su estratégica posición confrontando con el gobierno nacional le reditúa muy favorablemente.
Este panorama propicia una lectura que madura en la mesa chica de Terrazas. La idea es no tener en las listas de este año a figuras del universo kirchnerista que puedan restar votos. Con Cristina mal y con Fernández oscilando, el oficialismo provincial evitará el lastre. Entre los 106 cargos en disputa en la provincia -a los 103 originales se sumará Tilisarao, El Suyuque y posiblemente Las Lagunas- habrá poco referencias del mundo k en las listas del Frente Justicialista. Nadie los imagina fuera de la estructura del gobierno, gran caja contenedora dirigencial, pero sí fuera de las listas oficialistas. Esa lectura puede llegar a ser la foto final.
Está bien en su imagen el Gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. Nada mal pese a que los números y estadísticas de su gestión frente a la pandemia en el contexto nacional ubican a la provincia como una de las más complicadas en términos de cantidad de contagios en relación a su población. La consideración de su imagen se construye con datos de sondeos y la realidad sanitaria de San Luis se refleja con datos oficiales.
Dos caídas en términos de imagen afectan a dos figuras del gabinete provincial: Natalia Zavala Chacur y María José Zanglá. La jefa de Gabinete no remonta su baja consideración, y llamativamente -pese a ser la cara visible del Comité de Crisis- María José Zanglá tampoco reporta niveles de conocimiento que puedan alimentar -no en ella pero sí en su entorno- alguna expectativa de salida política. Su destino parece ya encaminado definitivamente a la gestión del nuevo hospital.
Quien en cambio ha remontado puntos en su imagen es el intendente de San Luis, Sergio Tamayo, por cuya gestión hubo un particular interés de conocimiento en el sondeo de Delfos que circuló a través de los teléfonos. Su salida a los barrios con mayor decisión desde enero de este año, el inicio de obras, su rotundo cambio en la política de comunicación de esas tareas, y fundamentalmente el giro que le imprimió al trabajo cotidiano desde la secretaría de Gobierno parecen empezar a redituarle en la consideración que cosecha en algunos sectores de la ciudad capital.
En Villa Mercedes hay cuatro fenómenos que reflejan estos sondeos y que, de tan claros, pueden ser contados con esta economía de palabras:
- El intendente Maximiliano Frontera mantiene una muy buena imagen y su gestión tiene una positiva consideración entre los villamercedinos.
- Anabella Lucero es la dirigente con mayor nivel de conocimiento del justicialismo de Pedernera. Su trabajo desde la Casa de la Música le rinde sus frutos especialmente en los sectores más jóvenes de la sociedad.
- Luis Giraudo tiene un altísimo nivel de conocimiento y de primera intención de voto, lo que lo constituye en la aparición más resonante en el ámbito político en estos últimos años. Habrá que ver cómo materializa esas intenciones.
- El radicalismo no tiene un dirigente con mejor imagen que la que dejó el ex intendente Miguel Bonino, quien gobernó esa ciudad en 1983.
Otro dato de los sondeos es coincidente en todo el ámbito provincial: el líder de Avanzar, Claudio Poggi es el dirigente que la sociedad tiene internalizado como la oposición a Terrazas del Portezuelo. El ex gobernador es el dirigente más mencionado -por mucha diferencia- cuando se consulta por un referente de la oposición política. Su desafío será traducir esa imagen en votos.