Poggi - Endeiza, en una caravana previa al día de la elección del 11 de junio.

Elección a Gobernador y la perfecta ecuación de la coalición ganadora

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El siguiente artículo forma parte de una serie de opiniones de dirigentes de San Luis a los que DePolítica accedió publicarles para enriquecer la lectura poselectoral.

En aquellos casos en que se solicitó reserva de identidad se respetó ese pedido. Como toda columna de opinión puede coincidir o no con la línea editorial de esta web.

Al pie de este artículo se encontrarán otros de igual tratamiento.

 

Claudio Poggi ya es gobernador electo de San Luis, y no es casual, sino el resultado de un largo laberinto político que fue recorriendo desde 2015 -con muchos aciertos y algunos errores- que lo depositaron en el proceso electoral del 2023 con dos importantes derrotas en 2017 y 2019, una ajustada victoria a distrito único en 2021, y finalmente el histórico triunfo electoral que cambia el escenario provincial por un buen tiempo.

En las elecciones a Gobernador del año 2019 quedó fuera del armado opositor Adolfo Rodríguez Saá, que alcanzó casi el 22 % de los votos contra el 34 % de Claudio Poggi, contienda electoral en la que la UCR acompañó al hoy Gobernador electo.

Entonces Alberto Rodríguez Saá obtuvo el 42,32% de la voluntad Sanluiseña, guarismo cercano al que obtuvo su delfín Jorge “Gato” Fernández el 11 de junio pasado. Es decir que, “el todavía Gobernador” mantiene un caudal electoral casi cautivo desde el 2019 a la fecha producto de sus políticas asistencialistas, los contratos, los planes sociales y el miedo.

Esto demuestra que sólo era necesario sumar a los que pensaban distinto a él, una tarea que no era fácil pero tampoco imposible, por cuanto si ello se lograba, el resultado era absolutamente predecible siguiendo el razonamiento de la lógica política y social imperante en nuestra provincia.

El -muy profesional- testeo social y político que realizó el oficialismo a fines del año 2022 determinó claramente que los Puntanos no querían una continuidad en cualquiera de las hipótesis que planteaba el Gobierno provincial.

El hartazgo contra esta forma de gobernar era irreversible conforme el tiempo que restaba para el acto electoral. Esos seis meses a partir de diciembre de 2022 no alcanzaban para tapar la desidia de los funcionarios, la ostentación de riquezas de carente legalidad, las obras faraónicas con empresas amigas, la falta de empatía con los más necesitados, la soberbia política de cara a los comprovincianos y hacia adentro de lo que ellos llaman peronismo, pero sin peronistas.

Y con este escenario, Alberto Rodríguez Saá eligió el candidato para perder, el cual no debía ser de su riñón político y menos aún de su familia o cercano a ella. Y como último gesto de estratega, oficializó la Ley de Lemas que termina siendo un obsequio a la oposición. Hoy, el tiempo le ha señalado una realidad que indica el camino hacia el retiro.

La elección estaba perdida, la sabía perdida, pero en un solo escenario, esto es: la oposición unida. En cualquier otra circunstancia su delfín Jorge “Gato” Fernández era hoy el Gobernador.

Claudio Poggi –finalmente- supo unir la oposición. Todos Unidos de Adolfo, la UCR y los aliados estuvieron a la altura del momento histórico. Todos fueron generosos en la construcción política y el devenir se presumía: el triunfo electoral. Así sucedió por diversas causales, pero fundamentalmente -esta vez- por la vocación de poder de la oposición entera que tiene un fundamental emergente, pero que no es el personalismo verticalista al que la sociedad decidió ponerle un punto final.

Sin los votos de todas las expresiones de la coalición no ganaba nadie. La Provincia y municipios se ganaron con el aporte de todos.

Este armado político con consecuencia electorales ha resultado una ecuación perfecta. Sin cualquiera de sus componentes el resultado sería negativo.

Ahora viene otra tarea que debe conducir Claudio Poggi, esto es llevar adelante la mejor de las transiciones, explicar que se recibe una Provincia con más de 40 mil empleados públicos, con obras que no fueron financiadas por la Provincia sino que fueron con aportes de la Nación, que se dilapidaron todos los ingresos cuyas sentencias se obtuvieron en el año 2015, que hay que enfrentar la pobreza con todas las herramientas estatales. Ese cometido también se logra con fortaleza política de la coalición triunfadora respetando los espacios y buscando la excelencia de los colaboradores en las áreas pertinentes.

Sólo así se empezará a construir un nuevo estado social e institucional en San Luis.

Si bien gobernaron dos hermanos por casi 20 años cada uno, el segundo periodo no fue de producción, fue de asistencialismo, no fue de obras con sentido social, sino faraónicas, no fue de austeridad de los funcionarios sino de ostentación casi impúdica, no fue de nuevas ideas sino de viejas recetas prebendarías, no fue de innovación fue un absoluto retroceso.

Al medio de ellos, Claudio Poggi intentó otra impronta. Dejo un recuerdo esperanzador en la Sociedad.

Llegó Poggi, comprendiendo el entramado social y político de San Luis, dejando a la intemperie la soberbia y el creído» halo de estratega» del «todavía gobernador».

 

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