Dicen los maestros espirituales que la meditación es ese espacio en blanco que se logra en la mente entre un pensamiento y otro. Un instante de profunda calma hasta que otro pensamiento irrumpe en la mente. Y así…
Digamos en lenguaje político que ni Argentina ni San Luis parecen tener un momento de sosiego. No hay calma.
Tanto el país como la provincia viven en un continuo de tiempos electorales. No hay tregua. No hay espacio en blanco.
A la elección de ayer le aparece en el almanaque la elección de mañana, cuánto más importante que las anteriores.
En el país se elegirá presidente y en San Luis gobernador para el gobierno de los tiempos inmediatos de los próximos cuatro años, pero también para marcar el rumbo de la próxima década.
¿Hacia dónde queremos ir como sociedad?, ¿Qué queremos para el San Luis de los próximos años?, ¿Qué estamos dispuestos a hacer?. Vista bajo esos interrogantes la decisión 2023 es entonces mucho más significativa.
La elección 2021 está tibia. Esos resultados todavía abren lecturas, se miran, se analizan departamento por departamento, pueblo por pueblo, circuito por circuito.
Los lectores de esta página participaron de esa experiencia que aquí se fue desgranando a lo largo de un año y medio de publicaciones, contando lo que estaba pasando y adelantando lo que iba a suceder. No por un arte adivinatorio, sino fruto de la reflexión de una enorme diversidad de voces que se leían en DePolítica y que permitían armar el rompecabezas político.
¿Y ahora, qué va a pasar? es la pregunta que se repite sin cesar en los cafés políticos.
La idea de polarización es una fija. Todos saben que habrá polarización y que será mucho más marcada que la que caracterizó el proceso 2021.
Se presagia una gran batalla política, de cuyos protagonistas vamos a empezar a hablar.
En el oficialismo. La primera certeza es quién será el rival. Saben que enfrentarán a Claudio Poggi, al que no nombraron ni nombran, en un intento de quitarle peso político, pese a que les acaba de ganar dos elecciones en dos meses.
La segunda certeza que maneja el oficialismo es sobre la polarización. Será total. No hay tercera vía, ni tiempo para propiciar la aparición de un tercer candidato. Será mano a mano y lo saben.
Más tiene otra cuestión central: definir quién será el candidato.
“Habría que ver si no falta, tal vez, postular a un candidato a gobernador para 2023. In pectore, un montón tenemos a un candidato… yo lo tengo, y todos los peronistas lo tenemos”. Llegan los ecos de Tona Salino la noche del 12 de setiembre, minutos después de la primera derrota electoral de 2021.
Constitucionalmente, el actual gobernador Alberto Rodríguez Saá no puede aspirar a ser reelecto. En cambio, muy posiblemente lo veamos ponerse el traje de Senador Nacional, un lugar reservado sea el resultado que sea.
Esa posible postulación abre otro interrogante sobre la fecha de las elecciones a gobernador 2023. O ata la suerte provincial a la elección nacional apostando con el efecto de la ola que puede ser favorable o en contra -según el destino que tenga el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner– o juega la carta que analizan muchos gobernadores que prefieren adelantar la elección para cuidar sus territorios políticos fronteras adentro, incluido un proceso de deskirchnerización a la carta.
Esa posibilidad, como en 2019 cuando adelantó la elección a junio- implica otro riesgo: no hay “modo prueba”, no hay “un anticipo o segunda vuelta”. Es a todo o nada en una sola elección provincial.
Sigamos. Esa imposibilidad legal de su reelección abre un interrogante clave en el oficialismo: ¿Quién será el candidato del oficialismo?
Antes de deslizar algunos nombres digamos que el candidato a gobernador por el oficialismo tiene un único elector: Alberto Rodríguez Saá. Al candidato lo va a elegir él.
La gran mayoría de dirigentes del Partido Justicialista y sobre todo los funcionarios, quieren que el candidato a gobernador sea el propio hijo del gobernador, es decir Alberto Rodríguez Saá hijo.
Como olvidarlo. Ernesto “Pipí” Alí fue el primero en lanzar su nombre en agosto de 2020: “hijo del Alberto y la Tona, querés más genética que esa” dijo para justificar su preferencia.
¿Qué tiene a favor “el Albert” como le dicen los conocidos?.
Primero, es hijo del gobernador Rodríguez Saá con lo cual difícilmente haya alguien de mayor confianza en la sucesión.
Segundo, desde 2019 a la fecha, ha hecho una altísima concentración de poder -si no para qué, opinan algunos-.
Tercero y precisamente desde ese lugar de ejercicio de poder hay que señalar que fue quien eligió prácticamente a la totalidad de los candidatos ganadores y perdedores de la elección pasada -lo que se vio es un muestrario de sus preferencias-
Y en cuarto lugar -desde el ministerio de Obras Públicas- maneja la lapicera de las pequeñas y grandes obras que pueden cambiar la suerte de miles de vecinos en cada intendencia.
Muchos dirigentes opinan que Alberto Rodríguez Saá hijo sería el único que, al aceptar la candidatura, ordenaría internamente al Partido Justicialista. Esto es, su candidatura como ordenador interno del PJ, aunque eso no garantiza un triunfo en la elección.
Saben esos dirigentes del Justicialismo que su candidato, el candidato para una elección con la importancia de la elección 2023 debe tener vocación, empatía, recorrido, militancia, cintura política y trabajar mucho.
Hay quienes opinan que Alberto Rodríguez Saá hijo no tiene la aspiración de ser gobernador. Al menos hasta ahora no la ha verbalizado. De aceptar una candidatura, esas son las condiciones sine qua non.
Hay otros nombres en el frente oficialista, con distintos recorridos, virtudes y experiencias, pero ya igualados en el terreno de una “segunda opción” sin unanimidades.
La primera es la presidenta del PJ, María Angélica Torrontegui, mencionada como “heredera” política del proyecto justicialista y merecedora de dar esta batalla electoral. Ir con ella sería además todo un símbolo. Incluso hay quienes opinan que Alberto Rodríguez Saá hijo y María Angélica Torrontegui podrían ser la fórmula 2023 del oficialismo provincial.
También se menciona a la actual presidenta de la Cámara de Diputados, Silvia Sosa Araujo, otra dirigente de absoluta confianza del Gobernador y ganadora en Pueyrredón por una diferencia de 1.300 votos.
En otro andarivel está Felipe Tomasevich, el ex ministro de Obras Públicas que se fue ovacionado por sus colaboradores; y el actual Jefe de Gabinete, Miguel “Micky” Berardo, a quien los dirigentes señalan como el jefe administrativo de la Provincia y con quien los intendentes mantienen una relación directa para abordar cualquier tema relacionado con la gestión diaria. Berardo es el hombre ejecutivo dentro del Ejecutivo.
Algunos creen que la performance electoral de María José Zanglá también la posiciona como una buena candidata, pese al impacto negativo que tuvo la testimonialidad de su candidatura.
En los últimos días otros suman en esa lista a la actual Senadora nacional, Eugenia Catalfamo, como la mejor representante de ese traspaso generacional del que habla Rodríguez Saá.
Como sea, en lenguaje político digamos que el oficialismo necesita de todos, y que sus primeras señales en el armado del Gabinete han sido todo lo contrario. Apenas hubo enroques internos y nadie se hizo cargo de la derrota electoral.
En la oposición. Claudio Poggi es el candidato de la oposición.
Hizo en 2021 dos jugadas interesantes. La primera fue conducir al triunfo a un frente electoral ya sin el radicalismo. Lideró ese armado con su partido Avanzar, y se abrazó al PRO y al Partido Demócrata. El resultado electoral empoderó a los dirigentes de su espacio que ganaron muchos espacios.
La otra jugada que hay que señalar es que logró acrecentar sus votos entre las PASO y la elección final. Sumó otros cinco mil votos entre septiembre y noviembre pasando de 121.607 votos en las PASO a 126.255 en las generales.
Poggi sabe que es el candidato a gobernador de la oposición y en ese sentido se mueve. De allí su fuerte vínculo nacional con Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, y la excelente relación con los Frigerio, los Santili y los Monzó. El anclaje nacional es clave.
Es cierto que se ha acostumbrado a ganar en Pedernera, en Pueyrredón y en Junín. Y que en los otros seis departamentos pierde, pero cada vez achica más la diferencia. Como sea, Poggi sabe que también necesita de todos para llegar, o para volver al sillón del que se fue con un altísimo nivel de aprobación, como dicen sus dirigentes.
No depende de él el día que deba dar esa batalla. Debe prepararse para cualquier escenario y por eso sigue de recorrida hablando con dirigentes en toda la provincia. Sus visitas y encuentros se pueden ver en las redes sociales.
Los partidos o espacios del 5 por ciento o menos.
UCR. El radicalismo no termina de digerir el máximo fracaso electoral de su historia en San Luis. Varios de sus dirigentes quedaron envueltos en un escándalo político al ser señalados por sus propios correligionarios como funcionales a los intereses de Terrazas del Portezuelo.
Mientras se mastica la expulsión de dirigentes por acompañar la postulación de Claudio Poggi, el afiliado radical ya eligió en 2021 precisamente a Poggi como el candidato opositor.
Dirigentes e intendentes como los de Merlo, El Trapiche y Unión, por citar algunos ejemplos van a acompañar la postulación de Poggi para jugar sus reelecciones. Se juegan la ropa, no van a correr riesgos.
Hubo renuncias de autoridades de la Convención Radical y de otros espacios internos, cuya suerte aún no ha sido revelada. Los mandatos partidarios vencerán en octubre y el Comité Ejecutivo deberá llamar a elecciones -en junio si se respetan los plazos.
El Frente Nuevo. El espacio salió cuarto en la grilla de la sumatoria provincial de votos, obtuvo más de 12 mil, pese al armado contrarreloj luego de que el diseño electoral del Partido Justicialista no los tuviera en cuenta.
Es curioso el ordenamiento interno en el que conviven sus dirigentes con múltiples visiones. Sin embargo, de cara al 2023 también el Frente Nuevo deberá decidir su pertenencia a un espacio u otro.
Esas decisiones les corresponden a sus dos principales figuras: Daniel Sosa, quien, haciendo base en el departamento Pueyrredón, viene desplegando un interesante armado provincial con el Movimiento Evita; y por otro lado, Luis Giraudo, que en Pedernera tuvo un muy auspicioso debut electoral con el 7,5% de los votos de ese departamento, en su primera candidatura como senador.
Todos Unidos. La discusión en el seno partidario sobre la conveniencia o no presentarse en la elección 2021 quedó zanjada, a la luz de los resultados, a favor de quienes opinaban que no era el momento adecuado.
El resultado en las urnas -1,34% de los votos en la elección de noviembre- fuerza una decisión: encolumnarse detrás de un frente electoral en 2023 o evanescer.
Encolumnarse ¿detrás de cuál? Se verá. O detrás de Terrazas, por sus raíces justicialistas, o junto a Poggi, por su vocación opositora.
No hay margen para jugar por fuera porque sería sólo responder a intereses propios.
¿Desencantado del trabajo del grupo dirigencial local? a Adolfo Rodríguez Saá se lo ve muy cómodo y trabajando muy a gusto en una agenda internacional a partir de su rol como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la Nación.
Siente que allí hay un reconocimiento objetivo a su trabajo y se mueve en una agenda amplia que incluye por estas horas viajes internacionales junto al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
La Izquierda. La izquierda es la izquierda.
Al Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad” que llevó a Johana Gómez como candidata a diputada nacional le sobran razones ideológicas para no estar de un lado ni del otro.
El Frente hizo una muy buena elección nacional y en San Luis quedó en cuarto lugar en la categoría de diputado nacional en la que obtuvo 5.335 votos, casi el 2% del total del padrón provincial.
El Movipro en una encrucijada. El partido vecinalista con proyección provincial, que logró retener la intendencia de Naschel, sacó más de 11 mil votos en todo el territorio provincial. Casi 10 veces la diferencia que hubo entre el frente ganador que lideró Poggi y el oficialismo. Allí radica el valor de su trabajo.
No obstante, deberá decidir su encolumnamiento y es posible que esa decisión genere fracturas internas. Mientras algunos dirigentes opinan que hay que acompañar al oficialismo como históricamente se hizo, hay otros sectores que, a la luz de los resultados y de los proyectos políticos que se encarnan en la actualidad, creen que las circunstancias obligan a dar su respaldo al espacio opositor.
NOS. El espacio ideológicamente ubicado en la categoría “derecha” y que presentó candidatos a diputados provinciales en Pueyrredón cosechó 2.700 votos, lo que lo ubicó en cuarto lugar en esa diputa. También quedó en cuarto lugar en la categoría de concejales en la ciudad de San Luis con 2252 votos; en quinto lugar en Juana Koslay y en cuarto lugar en La Punta.
Su pertenencia ideológica y las banderas que levanta, lo acercan más a un armado opositor que al oficialismo; en tanto su caudal electoral es atractivo de cara a la polarización y la paridad que se vislumbra.