El Gobernador no tiene quien le escriba…
A raíz de las Cartas Documento que le enviara el Gobernador electo Claudio Poggi.
“En estos 18 días he recibido cartas de señores de un sector que ganó la gobernación de San Luis…” (Declaraciones de Alberto Rodríguez Saá en la sede del Partido Justicialista el viernes 30 de Junio pasado)
“¿Esos “señores” no tienen nombre, o se olvidaron colocarles el “remitente” a las cartas…?” (Declaraciones de un observador distraído al escucharlo…)
I. Relato de un náufrago.
“Hemos hecho todo lo posible por perder las elecciones, y al fin lo hemos conseguido…”. (Autocrítica del ex Presidente Español Felipe González en el Congreso Partidario del PSOE al perder las elecciones en 1996 ante José María Aznar).
Y al final, el gobernador habló.
Tras 18 días de atronador silencio y presionado seguramente por una parte importante de sus seguidores, Alberto Rodríguez Saá decidió dar la cara ante la derrota electoral del pasado 11 de Junio.
Sentado en una silla fija que disimula el peso de los años como “mandón provincial” intentó explicar en un nuevo relato lo sucedido, con la finalidad seguro de contener a sus seguidores y levantarles el ánimo, bastante alicaído por la derrota y el subsiguiente silencio gubernamental.
En un clima con muchos interrogantes y no poco “perfume a cala”, la tropa propia lo esperaba.
Muchos imaginaron que iniciaría su alocución con aquellas palabras que corresponde decir tras una elección en toda democracia: “el perdedor reconoce la derrota, felicita al ganador, le desea éxito en la futura gestión y se pone a su disposición para colaborar en la transición, todo para bien de la Provincia y de nuestra democracia…
Y aprovechar también para la siempre necesaria “autocrítica” partidaria: “que hicimos mal para que esta vez la mayoría del pueblo no nos acompañara con su voto…”.
Pero contra esas legítimas expectativas, nada de eso sucedió.
Encerrado en su tradicional burbuja de soberbia se dedicó a pontificar las virtudes de su liderazgo perpetuo, y a despreciar nuevamente a sus adversarios. Nada nuevo en él.
Como el escorpión de la fábula con la rana: “está en su naturaleza…!!!”.
De su relato se pueden extraer tres “consignas” centrales, algunas de ellas verdaderamente sorprendentes: 1°) sus adversarios –y ganadores por el voto popular- no tienen nombre; 2°) el pueblo de San Luis no votó a su candidato por que “no lo entendió” (sic); y 3°) “gobernaré hasta las 24 horas del mismo día 9 de Diciembre…”.
Vamos al análisis del relato de este verdadero náufrago perdido en la neblina, inspirado seguramente en la literatura de Gabriel García Márquez.
1°) Lo que no se nombra no existe…
El mundo (Macondo) era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo…”. Gabriel García Márquez, “Cien años de Soledad”
“Esos señores que forman parte del sector que gano la gobernación” (…), “ y que desde hace 18 días me mandan cartas, ahora les contestaré…”, les dijo Alberto Rodríguez Saá –muy suelto de cuerpo- a sus simpatizantes.
Infantil y antidemocrática manera de dirigirse a sus adversarios políticos.
¿Lo que no se nombra no existe?
¿Realmente no tienen nombres o no existe en esta Provincia el 54% de la población que votó a una fuerza política que encabeza Claudio Poggi?.
¿Entonces en San Luis solo existe el 46% que lo voto a él?
Interesante pensamiento.
El Gobernador presume de haberse recibido hace muchos años de abogado. Por lo que dijo en esa reunión partidaria hace pensar que, o algunas materias de la carrera de abogacía las eludió, o bien sufre una pérdida de memoria en relación a los principios básicos del Derecho Civil.
Aun antes de nacer, la ley reconoce a toda persona humana ciertos “atributos”, entre ellos el del nombre.
Para Rodríguez Saá, sus adversarios carecen de esos “atributos” del derecho civil, convirtiéndolos –por su expresa voluntad-, en personas menos “humanas” que aquellas que si lo votan.
Salvando las distancias del caso, pero si para advertir lo que subyace en esos pensamientos tan poco democráticos, los historiadores de los regímenes totalitarios describen las distintas etapas que el pensamiento nazi impuso a los judíos en la Alemania de años 30, en relación a su “deshumanización”: primero los “animalizaban” llamándolos “cerdos”; después los privaban de la libertad quitándoles hasta sus nombres y designándolos apenas con un número: “Prisionero Nº….”), y por último, los subían a un tren con destino hoy conocido: los campos de concentración).
De esas etapas, Alberto Rodríguez Saá sólo ha quitado el nombre a su adversario…
Dios nos proteja si se le ocurre continuar.
Seguramente su ideólogo Víctor Saá no estaría tan en desacuerdo.

2. “El pueblo de San Luis no nos votó porque no nos entendió…”
Típica opinión de los malos perdedores de las elecciones. La culpa no es mía, sino del pueblo que es ignorante.
¿Propondrá para la próxima elección la implantación del “voto calificado”? o, ¿depurará el padrón de electores puntanos, sacando a los “no entendidos”?, ¿con quién lo hará? ¿con los expertos en elecciones de aquella farsesca «Mesa de Necochea»?.
Para continuar diciéndoles a sus seguidores que se preparen porque ganaran las próximas.
Escuchar este vaticinio nos recuerda aquella famosa ironía de Winston Churchill hacia los “náufragos perdidos” en la política: “el éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder nunca el entusiasmo…”

3. “Gobernaré hasta las 24 horas del próximo 9 de Diciembre…”
Si ello es así surge inevitablemente la siguiente pregunta: ¿quién le entregará el mando en la Asamblea Legislativa al nuevo Gobernador electo Claudio Poggi como corresponde a nuestra tradición democrática y constitucional?
Porque si Alberto Rodríguez Saá interpreta que será Gobernador hasta la media noche del mismo 9 de Diciembre, eso significaría que estaría imitando a Cristina Fernández de Kirchner cuando en aquella mañana del 10 de diciembre de 2015 desistió de entregarle los atributos del cargo al Presidente electo Mauricio Macri, haciéndolo en su lugar el Presidente Provisional del Senado, Federico Pinedo.
Ella contó en su libro “Sinceramente” que lo hizo “para evitar la rendición…” (sic).
¿Repetirá Alberto Rodríguez Saá esa misma conducta?.
¿Ante quien no querrá él rendirse?.
Espero no la imite.
De hacerlo, Alberto Rodríguez Saá cometería una grave inconducta antidemocrática y sobre todo, una gran cobardía cívica.
Pero de suceder, ¿no habría que ir buscando desde ahora para la asunción de Claudio Poggi un Federico Pinedo, versión puntana?
II. El otoño del patriarca.
Encerrado en su propio laberinto discursivo y su enorme frustración personal, Alberto Rodríguez Saá camina a paso redoblado en dirección a su otoño patriarcal.
Como en el cuento de Pulgarcito, camina solo hacia el bosque siguiendo las miguitas de pan de sus conductas disparatadas.
Como en la novela de Osvaldo Soriano: triste, solitario y final…
***