Los nuevos proyectos de Alberto Rodríguez Saá: La prohibición a mis sucesores
«Después de mí, el diluvio…» (“Aprés moi, le deluge.” Expresión atribuida a Luis XV penúltimo rey francés antes de la Revolución de 1789 en la que expresaba lo poco que le importaba lo que ocurriera después de sus días)
I. Los gobernantes megalómanos.
La literatura universal ejemplifica en los últimos reyes franceses –los llamados “Luises”- a los gobernantes que padecieron en el ejercicio de sus cargos graves delirios mesiánicos y/o megalómanos. Esos reyes se creían que eran el centro mismo del universo y que el resto de la humanidad solo debía girar en torno suyo.
Luis XIV con su expresión “el estado soy yo”, Luis XV con “después de mí, el diluvio”, y también su sucesor y eslabón final de esa cadena el mismo Luis XVI. Este último debió pagar con su propia cabeza todos los desvaríos de sus antecesores. La guillotina fue el agente cobrador.
La expresión de Luis XV “Después de mí …” ha sido considerada como un verdadero ejemplo de egoísmo político irresponsable, donde no importa lo que suceda en un país mientras su líder no pierda la silla y los privilegios; y llegado el caso que ello fatalmente suceda, intentar transformar, tras su retiro, en tierra arrasada todo lo que queda.
“Irme?, sí, pero llevándome antes el mantel, y también la vajilla… Que nada sano les quede a quienes vengan en mi reemplazo…”.
Sobre estas ideas afrancesadas y muy megalómanas el actual gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá está preparando su retiro definitivo de la política.
II. Lo que me fue permitido les será prohibido a quienes me sucedan.
Como ya había hecho con la eliminación de la Residencia Oficial de los Gobernadores de Puente Blanco, con la banda y el bastón gubernamental, entre otros actos, Alberto Rodríguez Saá está impulsando en estos últimos días distintos proyectos de ley proponiendo la modificación y/o supresión de instituciones que él mismo usufructuó hasta el cansancio y que sirvieron de marco legal a sus abusos de poder.
Ejemplo de ello son el futuro proyecto de eliminación de los gastos reservados para el próximo gobernador; el cambio del régimen de coparticipación municipal que sometía a todos los intendentes provinciales; la reactivación de la Defensoría del Pueblo luego de 20 años de vacancia de su titular; la ampliación de cargos jerárquicos en el poder legislativo para refugiar ahí a sus más íntimos colaboradores; el reconocimiento –por él siempre negado- de la antigüedad a amplios sectores de la administración pública, y tanto otros que seguramente se irán conociendo en los próximos días.
Todos estos proyectos están vinculados ideológica y moralmente con el modo de ejercicio del poder que le imprimió Alberto Rodríguez Saá a su gestión. La idea básica que hoy impulsa a estos nuevos proyectos sería: lo que me fue permitido durante todo mi gobierno quiero que les sea expresamente prohibido a quienes me sucedan…
III. Como en la película «La caída».
Al igual que en la famosa escena de la película “La Caída – Los últimos días de Hitler” (2004) del director alemán Oliver Hirschbiegel, y con la misma gestualidad de su protagonista principal, Alberto Rodríguez Saá se reunió días pasados con sus colaboradores más cercanos para tratar los nuevos proyectos de ley a sancionarse antes del fin de su gobierno.
En su nuevo domicilio particular –también llamada Casa N°114, en la que se alude a la cantidad de viviendas adquiridas desde su llegada al poder en 1983- el gobernador actual les exigió le presentaran en ese momento proyectos que cumplieran esa finalidad central: “dejar la provincia como tierra arrasada y que ningún sucesor pueda imitar su forma de ejercer el poder como él lo hizo en estos últimos 40 años”.
Tras una breve deliberación en la sala de situación y sólo observados desde las paredes por las pinturas de su autoría –las que según el reconocido “marchand” Jorge Rial en su libro “Yo el Peor de Todos” están actualmente en alza en el mercado de arte internacional-, sus colaboradores, con la autonomía intelectual que siempre los ha caracterizado, le fueron acercando distintas y variadas ideas sobre el tema, sugiriendo también sean presentadas todas unidas bajo la forma de una sola “Ley Ómnibus”.
El autor de esta nota pudo acceder a algunas de ellas y dada la importancia institucional de las mismas las resume a continuación:
1°) Conflicto de poderes:
En caso de plantearse conflictos de poderes en el próximo, el gobernador que así actúe será inmediatamente sometido a juicio político

2°) Viajes al exterior:
Se prohibirán los viajes al exterior de funcionarios acompañados de parientes y amigos, sean estos por motivos turísticos o deportivos; como también se prohibirá anunciar conferencias en universidades del exterior que terminan después siendo desmentidas por sus autoridades universitarias.

3°) Subsidios a amigas:
No se podrá subsidiar con dineros públicos aficiones deportivas o artísticas de personas ligadas afectivamente con algún funcionario (mientras dure la relación).

4°) Reformas a inmuebles propios:
Las empresas constructoras de obra pública no podrán con el mismo presupuesto oficial remodelar simultáneamente los edificios de propiedad de funcionarios. Su violación acarreará también la inmediata exclusión del Registro de constructores del Estado.

5°) Funerales de Estado:
Se sancionará con pena de excomunión toda iniciativa de sepultar en jardines gubernamentales a los amigos fallecidos, como también el intento de disfrazar como auténticos los supuestos restos mortuorios de patriotas provinciales fallecidos en el exterior.

6°) Dedicación exclusiva a la función:
Ningún funcionario podrá distraer tiempo alguno de sus funciones alegando inclinaciones artísticas. Si a ello se le agrega su “mal gusto”, a la separación del funcionario se le agregaran importantes multas. La defensa del “buen gusto” popular será uno de los objetivos a promocionar por los futuros gobiernos.

7°) Inversiones en el exterior:
De descubrirse inversiones inmobiliarias en el exterior –por ejemplo en “balnearios chic”-, las mismas serán inmediatamente confiscadas y con su producido se destinarán fondos a financiar comedores escolares de la provincia.

Reflexión final.
Poco importa en definitiva cuáles son las verdaderas intenciones de estos proyectos trasnochados de Alberto Rodríguez Saá, o si serán o no sancionados el día de mañana por sus actuales legisladores. Lo que importa como reflexión final es que quedará en la memoria de los puntanos la certeza que su paso por la función pública lo mostró como alguien a quien sólo le importó saciar su ilimitada sed de poder y de riqueza mal habida, y que los hechos bochornosos que protagonizó durante todos estos años, dentro y fuera de la provincia, tuvieron seguramente como raíz o causa principal su profundo desprecio a la inteligencia, el decoro público y a la moral media de sus comprovincianos.
Como puntana fuera de mi provincia, he sentido tal vez esa misma tristeza que la Sra. Jardel describe. Creo que la finalidad fue convertir a los de arriba en mediocres y a los de abajo en protegidos sin pensamiento propio. Autopistas y edificios ridículos para homenajear a sí mismos. Incluso, se ofende a los luises, ya deleznables.
A pesar de tus excelentes testimonios históricos y tono que has querido darle a esta última e imaginaria parte de tus crónicas, he quedado con una tristeza inmensa y a la vez una vergüenza que no la puedo ocultar.
Es difícil creer que hemos podido subsistir bajo este régimen nefasto,cuarenta años.
Que la población sufriera estos agravios a nuestra tan pregonada » puntanidad «