Un hipócrita sultán en las tierras del Gobernador Pedernera.
I.- Los atributos del mando:
“El bastón de mando y la banda celeste y blanca resultan una innecesaria distinción pomposa que intenta hacer ver al gobernante en un aparente plano de superioridad respecto al común de los ciudadanos, lo que resulta hoy inaceptable…” (Fundamentos del Proyecto que enviara el Gobernador Alberto Rodríguez Saá a la Legislatura Provincial y sancionado como Ley NºV-0944-2016).
Ya es casi una certeza que el actual gobernador Alberto Rodríguez Saá abandonará su cargo a la medianoche del 9 de diciembre próximo sin entregarle los atributos del mando al gobernador electo Claudio Poggi, como es una pacífica tradición en todas las democracias del mundo.
Dicha ceremonia protocolar suele consistir en la realización de dos actos: el primero, el juramento del nuevo Gobernador ante la Asamblea Legislativa, y el segundo, horas después, su asunción formal en la misma Casa de Gobierno, donde el mandatario saliente hace entrega al entrante de los atributos del poder, la banda y el bastón gubernamental.
Evidentemente Alberto Rodríguez Saá con esta insólita decisión ha decidido imitar, no solo a Cristina Fernández de Kirchner en 2015 con Mauricio Macri, sino también a Donald Trump y al mismo Jair Bolsonaro con los presidentes que los sucedieron, Joe Biden e Ignacio Lula da Silva.
Para tratar de entender –nunca justificar- lo que pasa por la cabeza del actual gobernador con esta conducta habrá que rastrear y encontrar una decisión similar y en la misma línea de pensamiento, como es la actual Ley Provincial NºV-0944-16 -de su autoría intelectual- por la cual se eliminó en esta provincia la banda y el bastón del Gobernador.
En los fundamentos de esa ley Rodríguez Saá sostuvo que en San Luis había que “suprimir el uso de honores y títulos, ya que es necesario que el Gobernador, mientras más se parezca a un ciudadano común es mucho mejor…”.
¿Son realmente sinceras estas afirmaciones del actual Gobernador?. ¿El uso protocolar de la banda y el bastón gubernamental trasforman a quien las ostenta en un ciudadano superior a sus gobernados?. ¿Alberto Rodríguez Saá en sus 16 años de gobernador se comportó como un ciudadano igual que cualquier otro, según dice su ley?.
Para responder verazmente dichos interrogantes hemos creído necesario recurrir a los antecedentes existentes sobre el tema, no sólo nacionales e internacionales, sino también a los de nuestra rica historia provincial.
2- La historia de la banda y el bastón del gobernante.
«La Patria se hace visible en sus símbolos…”. (De los viejos Programas de Enseñanza Primaria de Primer Grado Superior)
En nuestro Archivo Provincial se conserva una curiosa fotografía del año 1939 en la que se muestra al entonces Gobernador Toribio Mendoza (1938-1942) de pie en su despacho de Casa de Gobierno de calle 9 de Julio acompañado por quien sería después su sucesor Reynaldo A. Pastor (1942 hasta el golpe de 1943). Ambos políticos son “observados” -desde la historia y desde la pared del fondo- por un retrato del también ex Gobernador (1859-1860) y ex Presidente de la Confederación Argentina (1861), el General Juan Esteban Pedernera. Los tres de rigurosa etiqueta.
En esa foto se puede observar la nueva banda del gobernador Mendoza, con los colores celeste y blanco de la bandera nacional y en el medio de su pecho el Escudo Provincial de reciente creación. Días antes y a instancia suya la Legislatura Provincial había sancionado la Ley Nº1680 de creación del escudo puntano. Los máximos símbolos provinciales de entonces en el pecho del primer mandatario provincial.
Desde entonces y de manera pacífica todos los traspasos de mando entre gobernadores, incluidos de gobierno militares a democráticos, se hicieron respetando esa sana costumbre. Los cambios de gobierno se expresaban simbólicamente con la entrega de la banda y el bastón entre los mandatarios.
Es que nadie puede desconocer que desde el mismo momento en que empezó a construirse la Nación Argentina a principios del siglo XIX fueron muchas las iniciativas de los primeros gobiernos de que la Patria fuera visibilizada también a través de sus símbolos nacionales a crearse: la bandera, el escudo, nuestro himno, etc. Todos ellos fueron pensados primero y elaborados después para dejar en claro al resto de los países del mundo que “sobre la faz de la tierra se levantaba una nueva y gloriosa nación…”. Años después siguieron por el mismo camino las provincias argentinas.
Es conocida la anécdota del Presidente Domingo F. Sarmiento de adquirir una especie de “carroza real”, sólo para intentar darle brillo en ciertas ceremonias protocolares a la autoridad presidencial. ¿Por eso se podría afirmar que Sarmiento por ello se sentía distinto a su pueblo?. ¿Decir eso de alguien que al dejar su cargo ni siquiera poseía vivienda propia, habiendo sido sus amigos más cercanos quienes hicieron una colecta pública para adquirírsela después?.
Esos símbolos y/o formas protocolares nada tienen de amaneramiento, frivolidad ni tratamiento privilegiado alguno. Todas expresan el necesario respeto que hay que tener hacia nuestras más importantes instituciones, nunca hacia las personas que circunstancialmente ocupan esos cargos.
3.- La investidura del gobernante: mucho más que una formalidad “pomposa”.
“No, no, no… Estás en una ceremonia oficial y te debes comportar como debes. Hoy es un día que Francia recuerda la liberación de la invasión nazi y también a los miles de franceses que murieron por esa causa… O me llamas Señor Presidente o me llamas Señor…”. Con un tono mucho menos coloquial y gesto serio el adolescente le respondió: “Sí señor Presidente…!!! (Reprimenda pública del Presidente de Francia Emnanuel Macron a un adolescente francés que lo saludó jocosamente en medio de una ceremonia oficial el 18/06/2018).
En el ejemplo del Presidente francés Emmanuel Macron, lo que le reclama y exige a ese adolescente no es el respeto a su persona, sino al cargo que expresa la institucionalidad máxima de ese país, el de Presidente de Francia en una fecha patria.
Por eso creer o confundir que el tratamiento protocolar a determinadas personas constituye un “privilegio que desnivela al gobernante frente al ciudadano común” demuestra, o una gran ignorancia impropia de un funcionario, o lo que es peor, un acto de hipocresía que disfraza ahora sí un verdadero privilegio como el que intentaremos desenmascarar en esta nota de opinión.
4.- La ejemplaridad del Gobernador Pedernera.
“El Gobernador Pedernera al escuchar en su despacho donde una docente puntana le reclamaba la falta de pago de sus sueldos durante muchos meses, dio la orden al Tesorero para que desde ese momento en su gobierno debían invertirse las prioridades del gasto público… La Orden fue: primero cobrarán los empleados de menor escala de la administración y desde ahí para arriba… El ultimo que cobraría –y si alcanzaba el dinero- sería el Gobernador de la Provincia:” (Anécdota que relata su biógrafo Horacio Velázquez en su libro “Vida de un Héroe” llamada también “La Ley Inversa del Gasto Publico”).
Los fundamentos de Alberto Rodríguez Saá para justificar la actual ley de supresión de la banda y bastón gubernamental no pueden ser analizados aisladamente de sus 16 años como Gobernador. Al contrario, deben ser comparados con lo que ha sido su conducta pública y privada durante sus cuatro mandatos.
Vaya para ello el siguiente ejemplo: durante el último ejercicio fiscal vencido correspondiente al año 2022, Alberto Rodríguez Saá tuvo gastos reservados, discrecionales y secretos por la suma total de Trescientos treinta y ocho millones, doscientos noventa y cinco mil cuatrocientos treinta pesos ($ 338.295.430). (Ver Rubro Asistencia General para la Gobernación, Inciso 3, Servicios no Personales” Cuentas de Inversión Año 2022), lo que equivalen por ajuste inflacionario del 120% aproximadamente a más de Setecientos cuarenta y cuatro millones doscientos cuarenta y nueve mil, novecientos cuarenta y seis pesos ($ 744.249.946) es decir a un poco más de Sesenta millones pesos ($ 60.000.000) mensuales o su equivalente a Cien mil dólares estadounidenses valor blue (U$S 100.000.).
Verlo viajar recurrentemente en vuelos privados para ver partidos de futbol, acompañado de hijos y amigos, dentro y fuera del país, todo pagado con esos dineros públicos, demuestra acabadamente que Alberto Rodríguez Saá nunca se ha comportado como un ciudadano común. ¡Sólo ha sido un hipócrita Sultán en las tierras del ejemplar Gobernador Juan Esteban Pedernera!
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