La complicada transición en San Luis: El antecedente de los Gobernadores Pablo Lucero y Justo Daract en 1854…
«En mayo de 1953, un estudiante de intercambio estadounidense preguntó a Winston Churchill cómo podía prepararse alguien para afrontar los retos del liderazgo. “Estudia historia. Estudia historia…”, fue la respuesta de Churchill. “En la historia están todos los secretos del arte de gobernar…».
(Referencia de Henry Kissinger en su último libro «Liderazgo-Seis estudios sobre estrategia mundial» – Editorial Debate – BsAs. – 2022 – Página 18).
I. La complicada transición entre Alberto Rodríguez Saá y Claudio Poggi:
Desde que se conocieron los resultados electorales del pasado 11 de junio, claramente adversos para el actual gobernador, no fue difícil imaginar que los próximos seis meses de transición hasta la entrega formal del Gobierno, el 10 de Diciembre, iban a ser complicados; no sólo por la personalidad de Alberto Rodríguez Saá, sino también porque para el próximo gobierno será un imperativo moral revisar no pocos actos de la actual administración, acostumbrada desde hace mucho tiempo a usar y abusar del poder –especialmente de los dineros públicos-.
Todo hace pensar que, este periodo especial que en cualquier país suele ser un verdadero ejemplo de convivencia democrática, en San Luis será lo contrario.
Un ejemplo de transición adulta es la que cuenta en sus Memorias el ex presidente de EE.UU., Barack Obama cuando alude a los acuerdos a que llegó con el gobierno saliente de George Bush al encarar, antes de su asunción y de común acuerdo, una serie de importantes reformas al sistema financiero americano, como fue el rescate de los bancos como consecuencia de la crisis de las hipotecas del año 2008.
«Sabía que había ciertos límites inevitables en la sinceridad de un presidente frente a su sucesor…» escribe Barack Obama. «La buena noticia, Barack – le dijo Bush –, es que cuando asumas el cargo, te habremos evitado la parte más dura. Vas a poder arrancar haciendo borrón y cuenta nueva… (…) Fue un gesto muy valiente de tu parte…» – le respondió agradecido el presidente entrante. («Una tierra Prometida» – Barak Obama – Editorial Debate – Bs As – 2020- página 250).
En San Luis, Alberto Rodríguez Saá ha decidido tomar otros ejemplos, no precisamente como el que relata el ex Presidente Obama, sino los que vergonzosamente protagonizaron tanto Cristina Fernández de Kirchner –al no entregarle los atributos presidenciales a Mauricio Macri en Diciembre de 2015-, o años después Donald Trump frente a su sucesor Joe Biden, o Jair Bolsonaro con Ignacio Lula de Silva, llegando al extremo de alentar ambos la toma por asalto de los edificios gubernamentales, el Capitolio y el Planalto.

II. Antecedentes puntanos: El conflicto entre los gobernadores Pablo Lucero (saliente) y Justo Daract (entrante) en 1854.
Siguiendo el recordado consejo de Winston Churchill, quien invitaba a los jóvenes políticos a estudiar siempre la historia podemos encontrar en la de San Luis, claros ejemplos que pueden servir para entender, ilustrar y en su caso iluminar la génesis y la resolución de procesos conflictivos como el que actualmente se está gestando entre el Gobernador saliente y el entrante.
«Negros nubarrones se ciernen sobre el horizonte institucional de San Luis…» se podría decir parafraseando a nuestra Asamblea de Mayo de 1810…
Historiadores puntanos como Urbano J. Núñez («Historia de San Luis»), Reynaldo A. Pastor («San Luis. Su gloriosa y callada gesta»), Juan W. Gez (Historia de San Luis” y “La Tradición Puntana”) y Camilo Domínguez («Perfiles Sanluiseños»), relatan un episodio de grave conflictividad en el traspaso del poder que hubo entre los gobernadores puntanos, el General Pablo Lucero (1841/1854) con su sucesor Justo Daract (1854/1855).
Tras la batalla de Caseros (03/02/1852) y derrotado el Gobernador de Buenos Aires don Juan Manuel de Rosas por el General Justo José de Urquiza, el gobernador puntano de entonces, el rosista Pablo Lucero decidió producir un cambio de rumbo a su gobierno. Entabló inmediata comunicación con el vencedor Urquiza y participó como firmante del Acuerdo de San Nicolás (31/05/1852) con el objetivo de sancionar la demorada Constitución Nacional y así organizar de manera definitiva el país.
Regresado luego a la Provincia declaró una especie de amnistía a sus anteriores adversarios políticos, acorde a los nuevos tiempos políticos que se vivían.
Vencido su mandato en noviembre de 1854, la entonces legislatura puntana («Honorable Sala de Representantes») eligió como sucesor el día 8 de ese mismo mes al reconocido comerciante don Justo Daract.
Dice Reynaldo Pastor en su libro «San Luis, Su gloriosa y callada gesta-1810-1967» (Bs As. 1970, páginas 245/247) «… Obligado a dejar el cargo (Pablo Lucero) que había desempeñado con el criterio feudal dominante en aquella época, se retiró en actitud airada al Morro escoltado por parte de las tropas que hasta entonces había comandado. Al hacerlo sin autorización ni conocimiento de su sucesor incurrió en una especie de desafío que el Gobernador Daract lo tomó con la serenidad y energía que le eran características…»
Juan W. Gez relata de la siguiente manera ese mismo incidente: «… vino a llamar seriamente la atención del gobierno la inesperada actitud del general Lucero, quien al retirarse al Morro, con su ex ministro Rodríguez y algunos oficiales, condujo 70 hombres de la tropa veterana, sin conocimiento del Gobernador. Inmediatamente que se supo el hecho se le mandó alcanzar con la orden de entregar esas fuerzas al Jefe del regimiento de Dragones, el teniente Coronel Iseas y se le exigieron las explicaciones correspondientes…». «La enérgica actitud del gobernador Daract vino a resolver las dificultades muy serias y a comentar su legítimo prestigio…». «No cabían dos jefes en el escenario provincial: uno en lo civil y otro en lo militar…». «El general Lucero no se resignaba a despojarse de toda autoridad, acostumbrado como estaba a ejercerla, sin trabas y durante tantos años…» (Juan W. Gez. Historia de San Luis, Bs As. 1916, Tomo I, páginas 105 y 106).
El ex gobernador Pablo Lucero sólo había entregado a su sucesor las formas del poder, pero había intentado llevarse consigo los fierros: es decir las tropas militares puntanas, el verdadero poder de entonces…
Con esa maniobra –llevarse consigo las milicias puntanas-, más que debilitarlo a Daract, Lucero dejaba en la más absoluta indefensión a la ciudad de San Luis, entonces línea de frontera en la guerra contra el indio ranquel y víctima recurrente de los malones..
Enterada de semejante acto «insurreccional», la misma Sala de Representantes de San Luis «envió una nota oficial al señor general Pablo Lucero, ordenándole regrese a esta capital, en donde deberá satisfacer de los antecedentes o motivos que le hayan inducido a observar tal conducta…» (Urbano J- Núñez – Historia de San Luis, Editorial Plus Ultra- BsAs. 19980 – página 412).
«Sin embargo, al enterarse (Daract) de que Lucero no había entregado su escolta, el gobernador provisorio volvió a escribir a Iseas (teniente coronel (…), proceda usted inmediatamente con toda la fuerza que se halla a cargo y como Jefe del Regimiento Dragones Auxiliares Nª4, a hacer cumplir en todas sus partes las órdenes del gobierno, hasta someter sus órdenes a toda costa la fuerza insurreccionada, (…), para hacer respetar las instituciones del país y disposiciones gubernativas…» (ob. citada, página 413).
No solo el Gobernador Justo Daract y la Honorable Sala de Representantes puntana actuaron con todo el rigor de la ley, sino que también dieron aviso de esta extraña situación al mismo General Urquiza, quien le advirtió también al insurrecto Pablo Lucero los serios riesgos institucionales y legales que su conducta ocasionaba…
¿Cuál fue la «sorprendente» respuesta de Lucero al Gobernador Daract? «La tropa de Dragones, mi querido, la he creado yo; me ha acompañado treinta años; junto conmigo han sufrido las miserias, la escasez y las fatigas más crueles en tiempos horribles y excepcionales…» dice Núñez (ob. citada. Página 415). Según Lucero, las fuerzas militares eran de su propiedad, «patrimonialismo militar», se la denominaría hoy…
Clara explicación a tal conducta la da Juan W. Gez «habiendo terminado (Lucero) su tercer periodo, trasmitió el mando a Justo Daract, no sin una profunda tristeza, pues no se podía resignar fácilmente a despojarse de todo poder, quien se había acostumbrado a tenerlo discrecionalmente durante tantos años…» («La Tradición Puntana», Bs As. Imprenta J. Weiss y Preucher, 1916, página 59).
Continúa diciendo Reynaldo Pastor en su libro citado, la participación esencial y como consejero del General Urquiza como Presidente de la Confederación Argentina, quien luego de haber convencido a Lucero para que depusiera su insurreccional conducta, felicitó al Gobernador Justo Daract por la actitud serena y firme que tuvo «…me es agradable reconocer en esta ocasión la prudencia y moderación con que Ud. ha obrado…» (…) Y continúa diciendo Pastor: «No hay duda que el ex Gobernador (Lucero) consultó el caso con el General Urquiza y de acuerdo con su consejo reconoció el error, sometiéndose a la autoridad del gobierno que era la autoridad de la ley…» (ob. citada, página 246).
Volviendo a estos tiempos presentes y observando la conducta del actual Gobernador Rodríguez Saá de desconocer sistemáticamente la autoridad democrática y constitucional del Gobernador Electo Claudio Poggi es legítimo preguntarse si ¿se necesitará –como fue el papel del General Urquiza en el conflicto entre los ex gobernadores puntanos Pablo Lucero y Justo Daract y la clara firmeza de este último- la mediación institucional de un tercero?.
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