Poggi y un llamado a construir otro San Luis

1.5K veces leído
4 minutos de lectura
30 de marzo de 2024
Poggi besa la banda, al asumir en la Legislatura como Gobernador.

El próximo lunes el gobernador Claudio Poggi brindará el discurso de apertura de sesiones legislativas, ceremonia institucional que por mandato constitucional ordena que el titular del Ejecutivo rinda cuenta de la administración provincial.

Todo indica que ese discurso tendrá dos grandes bloques, uno orientado a explicar en qué estado recibió el gobierno, y otro apuntado a marcar el rumbo que tendrá su gestión.

El primero de esos segmentos les permitirá a los legisladores tener de primera mano la información de la herencia recibida. Será una suerte de evaluación de los daños en el territorio provincial luego de la tormenta de furia que desató Rodríguez Saá, padre de la derrota, padre del rencor, tras perder las elecciones.

Es cierto que la inhabilidad de sus funcionarios ya era dañina antes de junio de 2023 tal como lo prueban las estadísticas que reflejaban el constante retroceso de San Luis en indicadores económicos y sociales; no obstante, el mayor descalabro se correspondió con su retirada, de junio a diciembre, cuando ya no les importó ocultar su concupiscencia.

Dos hechos concretos alcanzan para respaldar los párrafos anteriores:

  • Poco antes de dejar el gobierno, su hijo se había hecho nombrar «lonko» de la comunidad ranquel para hacer negocios personales.
  • Poco después de dejar el gobierno, el 23 de diciembre Rodríguez Saá les ordenaba a los gritos (eso sí, por teléfono) a los diputados obstaculizar la marcha del flamante gobierno provincial con aquella famosa frase «Qué pasa muchachos ¿están cagados?».

Fuentes cercanas al Gobernador Poggi le adelantaron la semana pasada a esta página, que ese bloque será “un crudo relato de la realidad provincial”.

Uno imagina entonces que los números en rojo, el déficit crónico, la quema de las reservas del fondo anticrisis, el plan de vaciamiento del Estado y la convicción respaldada con las correspondientes denuncias judiciales de que “la plata que falta en la provincia se la llevó la corrupción y los aprovechados del Estado” al decir de Poggi, serán parte de ese relato de la herencia recibida.

El segundo segmento del discurso apuntará a contar los planes de gobierno. Entra esas acciones aparece un conjunto de iniciativas que deberán pasar por las manos de diputados y senadores.

Esos legisladores vienen de dar una muestra de racionalidad que fue celebrada por el Gobierno.

El Senado en unanimidad, y Diputados por una amplia mayoría -27 votos a favor y 14 en contra- aprobaron el pasado 21 de marzo la moratoria provincial que permitirá financiar el plan nutricional educativo que llevará el desayuno, el almuerzo y la merienda a unos 140 mil chicos en toda la provincia.

Fue todo así de conciso: el 9 de marzo Poggi dijo que le interesaba tener la moratoria antes del 1° de abril. El 14 firmó el Proyecto. El 21 fue aprobado por los diputados y senadores. Y el 25 fue promulgada la ley.

Esa iniciativa no es un más, se trata de una de las dos prioridades de gestión que el propio Poggi ha señalado para estos cuatro años de su gobierno: que los chicos coman y se eduquen. La segunda es cuidar las fuentes de trabajo tanto del sector público como del privado.

Por eso la contundencia de ese respaldo legislativo fue muy bien vista en Terrazas entre quienes se animan a señalar que se comenzó a transitar un nuevo camino que es beneficioso para la sociedad.

No hace mucho, gran parte de esos legisladores se opuso a que el Gobierno pudiera gestionar los fondos para pagar los sueldos de los estatales en un solo pago. No importó siquiera que los perjudicados fueran los propios trabajadores estatales.

Bastaron cien días para que el Gobierno pudiese construir su mayoría legislativa a partir de los oficiosos caminos de diálogo por los que transita en la búsqueda de consensos puntuales, más allá de las diferencias políticas de fondo que siempre pueden existir. Eso es lo saludable.

Hay que reconocer que la otra opción de la baraja también tiene mucho de verdad: ninguno de los legisladores -o cada vez menos- está dispuesto a insistir comportándose con la irracionalidad que les reclama su jefe político. Más tarde o más temprano, todos tienen un límite: la puerta del cementerio.

Podría decirse entonces que el nuevo gobierno exhibe sus fortalezas en el terreno político en tiempo récord.

En materia de gestión hay que decir que se nota una firme decisión de federalizar la presencia en todo el territorio provincial. La voluntad de cambio expresada en las urnas presenta un desafío inconmensurable: intervenir para resolver lo inmediato, suplir la falta de políticas públicas de los últimos años, y todo esto en un contexto agravado por una crisis nacional sin precedentes. La demanda es enorme.

También la voluntad de diálogo parece concreta. Poggi instruyó a sus ministros a sentarse a conversar con la conducción de los gremios que días pasados marcharon para reclamar por mejoras salariales, y a los que no satisfizo el aumento dispuesto por el Gobierno. En esa región confrontan el deseo y la realidad, la legítima expectativa de un trabajador y las posibilidades concretas de su empleador.

Vale reparar en otro detalle -inédito- sobre la marcha del gobierno. Y es en relación a la conformación del frente político que gobierna.

Se trata de un espacio diverso, con actores con distintos recorridos e historias particulares, todos valiosos, y que están haciendo frente al desafío que la historia le impuso a cada uno en un nuevo lugar.

Si en el discurso del Gobernador hay un mensaje a la dirigencia será para convocarlos a trabajar en una construcción colectiva más allá de las diferencias políticas en beneficio de la sociedad, un llamado para que la racionalidad sea el patrón de medida de todas las decisiones.

***