Una decena de hechos que se vivieron esta semana merecen un recorte en el contexto de la lectura política de San Luis, luego del triunfo de Claudio Poggi en las urnas el pasado 11 de junio cuando fue electo gobernador con el 53,22% de los votos, y a una semana de una nueva elección, la Primaria Abierta Simultánea y Obligatoria que definirá los candidatos que disputarán la presidencia de Argentina y los cinco espacios legislativos nacionales por San Luis -tres senadores, dos diputados- y un parlamentario para el Mercosur, el 22 de octubre.
La semana empezó con una multitud en las calles. El éxito de la convocatoria sólo puede celebrarse si se la piensa como la ratificación de esa gran voluntad de cambio que se expresó en las urnas, compromiso ciudadano que ojalá se sostenga en el tiempo por lo que representa como ejercicio democrático. Sucedió el 11 de junio en las urnas y re repitió sólo cincuenta días después, el 31 de julio, en las calles de San Luis.
Lo que se pudo ver se parece al hartazgo de una sociedad que logra desembarazarse de un gobernante que decía una cosa, hacía otra y se desentendió de la realidad que viven los ciudadanos de a pie.
Durante muchos años Alberto Rodríguez Saá dijo que le dolía la pobreza pero, rodeado de jóvenes y cuarentones flojos de compromiso político y sensibilidad social, su gobierno la hizo crecer hasta poner al 62% de los chicos de San Luis en esa condición.
También dijo que nadie como él amaba esta tierra, pero cada día que pasa tensa otro poco la cuerda institucional y complica aún más el futuro de todos los sanluiseños.
La del lunes fue una marcha multitudinaria por el centro puntano que también sintetizó el rechazo unánime de la sociedad contra el “gobierno paralelo” que plantea el gobernador saliente, y en cuya conformación avanza, enojado, tras la derrota electoral.
Convocada por todos los dirigentes de los espacios que conformaron el lema opositor Cambia San Luis con sólo cuatro días de anticipación reunió a una multitud que se expresó pacíficamente y que hizo propias las palabras de Poggi al acusar la intención de Rodríguez Saá de poner en riesgo la paz social de San Luis: ¡Basta!.
Como lo dicen los memes: se fue Julio, pero en agosto llegan las facturas de Julio. Apenas hubo tiempo para digerir lo que había pasado en el inicio de la semana cuando, veinticuatro horas después, el primero de agosto, se vieron públicamente las primeras grietas en el oficialismo provincial.
El senador del departamento Chacabuco, Marcelo Debandi se separó de sus compañeros del bloque oficialista que una semana antes habían votado la creación de 53 nuevos cargos con sueldos de 800 mil pesos mensuales en la estructura legislativa, y conformó un unipersonal llamado “Doctrina Peronista”.
“Espero que mi decisión llame a los acuerdos y haga reflexionar a mucha gente que tiene mayor responsabilidad en esta transición que hay que hacer de la mejor manera” le dijo Debandi a esta página ese día, tras notificar su decisión a las autoridades del Senado. “Por ahí se va a sumar alguien más” adelantó en contacto con colegas radiales, en sintonía con las versiones que dan cuenta de que hay dirigentes del oficialismo que no comparten esta idea de un gobierno paralelo, aunque no lo exterioricen públicamente por temor.
En línea con ese razonamiento, esta semana se deslizó que, si Rodríguez Saá no avanzó con la modificación de la estructura orgánica de la Universidad de La Punta como lo hizo con la Universidad Provincial de Oficios, fue precisamente por una negativa de su rectora, la doctora Alicia Bañuelos, a enlodar su prestigio en ese fango.
Ese mismo martes que arrancó movido tras la decisión de Debandi llegaron a San Luis a dos precandidatos presidenciales, Patricia Bullrich que disputa la candidatura con Horacio Rodríguez Larreta, y Sergio Massa que ¿disputa? la candidatura de Unión por la Patria con Juan Grabois, pese a que Massa fue presentado como el candidato de la unidad.
Una decena de «militantes sociales populares» de la agrupación La Neurona Rebelde protagonizaron un “escrache” contra Bullrich impidiendo primero y luego incomodando su contacto con la prensa. Ese incidente tuvo más repercusión mediática que los conceptos que dejó Bullrich en su paso por San Luis y generaron luego un fuerte pronunciamiento que se conoció a mitad de semana firmado por dirigentes de su línea, La Fuerza del Cambio, que responsabilizaron al gobernador saliente, un par de funcionarios, y a su hija María Luz Rodríguez Saá a quien identificaron como “operadora y patrocinante de grupos feministas radicalizados y antidemocráticos en la provincia de San Luis”.
Sofía Tulco, una de esas militantes, feminista, estudiante de la Facultad de Química de la UNSL, le negó esta semana al periodista Ernesto Tenembaum cualquier vinculación con la hija del gobernador. Y criticó a Rodríguez Saá. «Todo mal, nosotres todo mal con (Alberto) Rodríguez Saá, nosotros salimos a denunciarlo constantemente acá en San Luis» dijo. Y como prueba de esa mala relación aseguró que la agrupación se manifestó oportunamente por «el femicidio de Florencia Magalí Morales», la joven que apareció muerta en una comisaría en Santa Rosa del Conlara en plena pandemia, y por la desaparición de Guadalupe Belén Lucero.
Rodríguez Saá «es una persona que concentra el poder desde hace un montón y que nos ha perjudicado a nosotres. Nosotres hacemos acompañamiento de personas que sufren violencia de género y ni siquiera cuando (la ministra de Mujeres) Ayelén Mazzina estaba acá hizo algo», aseguró.
Bullrich, que postula en San Luis a Jorge Lucero, Carlos Almena y Charly Pereira, respondió con las palabras aún calientes que habían salido horas antes de la garganta de Claudio Poggi en la Plaza Pringles: “gobernador, déjese de joder”.
Es curioso pero la tradición de los manuales políticos parece haberse reescrito en San Luis y borrado aquel histórico mandato peronista que se adjudica el manejo de la calle. Hoy los que ganan y andan en la calle son los dirigentes de la oposición, mientras los del oficialismo no salen de Terrazas con actos puertas adentro de la sede partidaria.
Es cierto, si sólo de prebendas y planes sociales se trataba, como si lo que se repartieran fueran sándwiches de milanesa, no hacían falta ministros. De hecho, no se ve a ninguno militando en los barrios. El tema es que ya quedó demostrado que así no alcanzaba, se necesitaba gestión de gobierno y trabajo político; hoy sólo algunos intendentes se mueven y el único compromiso parece ser asegurar que haya un voto completo en cada vivienda.
También Sergio Massa evitó el contacto con la gente en la calle y su protagónico, más allá de una controlada salida al Hotel Potrero, se redujo territorialmente a la sede de Héroes de Malvinas.
Allí le reclamó a los dirigentes que salgan a las calles, a los barrios, a los comercios, a pedir el voto porque el 13 de agosto “más que un presidente se elige un modelo de país”.
Antes, el ministro de Economía -que esta semana le faltó el respeto diciéndole que no se hiciera el picante a un periodista cordobés que le preguntó por la inflación- se molestó también con la periodista Marcela Alaniz, de CTV que le consultó por su política económica. “Ministro, cómo se combate la inflación” preguntó respetuosamente la colega. “¿Va a hablar usted sola o van a preguntar los demás?” le dijo Massa negándole la respuesta.
Claramente la inflación es un tema sin resolver, que se ha agravado en su gestión que acaba de cumplir un año -115,6% interanual-, es la principal preocupación de los argentinos, y lo afecta en su doble condición de ministro-candidato.
Massa llegó a San Luis sabiendo que los sondeos preelectorales también en esta provincia son complicados, que el oficialismo viene de una derrota histórica, la primera en 40 años, y que la foto a dos semanas de la elección lo muestra en tercer lugar en la intención electoral por espacio: 1° Javier Milei, 2° la sumatoria de Juntos y 3° Unión por la Patria. Si esos fueran los resultados del domingo 13, lo que sería una catástrofe política, los candidatos locales tendrán por delante 60 días aciagos.
Para tomar nota. Alberto Rodríguez Saá no estuvo en el acto en el PJ y hay quienes ven que sus polémicas acciones -gobierno paralelo- no hacen más que disminuir las chances de los candidatos del oficialismo provincial, sean quienes sean.
Algo hace ruido, algo está pasando dice un dirigente peronista que habla con DePolítica. Vino Gerardo Morales, vino Luis Petri, ¿y Agustín Rossi?, ¿quién habla de Rossi en San Luis?, ¿quién habla del precandidato a vicepresidente que acompaña a Massa?, ¿está su rostro en los afiches?, ¿cuál es el ánimo en el sector del kirchnerismo local más vinculado a su figura luego de los resultados que se vieron el 11 de junio?.
Es tentador pensar en decepción y malestar luego del mínimo aporte de la Corriente Para San Luis, que cosechó 255 votos con la postulación de Dolores Lucero Belgrano como candidata a intendente de San Luis. Demasiado poco. La sensación de terceros es que el oficialismo pagó generosamente y los sobrevaloró.
Esta semana también dejó un interesante cruce en las redes entre los principales actores de otra batalla electoral que llegará tres días después de las PASO: la elección de autoridades de la Universidad Nacional de Villa Mercedes.
El candidato a rector Marcelo Sosa -Universitarios Unidos Lista 11- felicitó la gestión de la Universidad Nacional de los Comechingones, cuya rectora Agustina Rodríguez Saá firmó esta semana un contrato por 52 millones de pesos para el inicio de nuevas obras de infraestructura edilicia, y aprovechó para marcar las diferencias con la conducción de la UNViMe, a la que responsabilizó de hacer una “mala gestión” dado que los alumnos “no tienen aulas propias, comedor universitario ni canchas deportivas”.
“No es un problema de mala gestión en la UNViMe. Es un problema de falta de recursos solamente. ¡La obra del módulo 1 sale 450 millones de pesos y la Universidad no los tiene! Así de simple Marcelo. Dejá de desinformar a la comunidad. Saludos” fue la inmediata respuesta del actual rector, David Rivarola que busca su reelección en el rectorado.
Le siguió otro extenso posteo de Sosa para dejar a salvo su respeto en lo personal e institucional, pero ratificar su idea de que la suya es una “mala gestión”.
Hay que decir que la postulación de Sosa como rector de la UNViMe, luego de candidatearse a intendente de Villa Mercedes (sacó 1775 votos y aportó el 4,48% para la reelección de Maxi Frontera) y de acompañar a Jorge “Gato” Fernández en la elección general, arrastró suspicacias y algunos dirigentes imaginaron detrás suyo a Alberto Rodríguez Saá en línea con esa idea de copar lugares para la supervivencia política luego del 10 de diciembre.
Otros dirigentes que también compartieron su mirada de ese escenario electoral universitario con esta página creen que el verdadero motor detrás de la postulación de Sosa es su vocación por la educación fundada en sólidos argumentos de formación académica, aspectos que alguna vez le valieron su nombramiento como ministro de Educación de la provincia de San Luis, mandato que asumió el 20 de enero de 2011 y terminó al completar la gobernación de Claudio Poggi en 2015.
Como sea, mientras Sosa tiene mucha expectativa en obtener un triunfo, Rivarola se siente confiado en que será ratificado en el cargo. Esa disputa tendrá un ganador el miércoles 16 de agosto.
Setenta y dos horas de ebullición política. A mitad de semana, la Cámara de Diputados fue escenario de otra jornada que fue calificada como vergonzosa por los dirigentes de la oposición.
Ese día, Rodríguez Saá logró que sus legisladores aprobaran la postulación de Enrique Ponce como defensor del Pueblo. La trayectoria política del ex intendente describe una curiosa parábola que lo introduce en el núcleo duro del albertismo justo en sus horas póstumas, cuando se apaga su estrella.
Ponce fue, discursivamente, uno de los referentes opositores más radicalizados cuando el albertismo tomaba el poder provincial en 2003. Veinte años después se confirma en esa fe, hoy con dudosa expectativa de resurrección.
Para peor llega a un cargo que ha sido manoseado a fuerza de desprecio -hacía 20 años que no se nombraba a nadie-, y en tiempos marcados por el descrédito: la sociedad no cree, o en todo caso sólo le adjudica al presidente o al gobernador la posibilidad de cambiar algo en su vida.
Junto a Ponce -asesor de Rodríguez Saá durante la campaña como candidato a intendente- otros dos actuales funcionarios del oficialismo tomaron casillas del tablero político. Cecilia Badaloni era la secretaria de Finanzas provincial y pasó a integrar el organismo que debería contralar las cuentas del gobierno.
El otro casillero en el Tribunal de Cuentas le correspondía a la oposición que postuló a Néstor Ordoñez, pero a instancias del diputado de Ayacucho, Mario Alume Nasif finalmente fue tomado por el actual contador General de la provincia, Daniel Marone, funcionario que fue denunciado por adulteración de la cuenta de inversión del gobierno provincial con el objetivo de esconder el déficit que genera el descontrolado gasto público de la actual administración.
También a mitad de semana comenzó la transición en el Tribunal de Controlar de Villa Mercedes, de cara a una nueva conformación que, prometen, será políticamente aún más severa que la que llevaron adelante los actuales integrantes.
El oficialismo paga por la mala información que el tribunal electoral del lema Unión por San Luis le brindó oportunamente al intendente Maxi Frontera al impedirle llevar en todos los sublemas una misma lista de integrantes para ese organismo de contralor. Eso atomizó la oferta con el peor resultado.
La contracara fue el estudio que hizo de la legislación electoral José Giraudo, que en realidad habilitaba a llevar una misma lista de candidatos para el Tribunal de Contralor en todos los sublemas que se pudiera armar, y que potenció su oferta. Desde diciembre la mayoría de ese cuerpo será para el Frente Nuevo.
Así los auditores Silvia Palacios y Ricardo Bazla recibieron en el Tribunal de Contralor a sus próximos integrantes, los abogados Miguel Ferrero y Alejandra Porcel, quienes en las últimas elecciones lograron la mayoría en ese cuerpo. Para el oficialismo quedó la minoría: Ivana Barbosa.
¿Improvisación?, ¿falta de dedicación y estudio?, ¿fuego amigo de Terrazas contra Frontera?.
El jueves Poggi pidió el voto para el precandidato presidencial de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, que lleva como cabeza de listas de candidatos a legisladores a Gabriela González Riollo para el senado, a Alejandro Cacace para la cámara baja y a Juan Manuel Rigau para el Parlamento del Mercosur.
“Lo mejor para San Luis y lo mejor para Argentina es que Horacio sea nuestro presidente. Por eso, queridos sanluiseños, el próximo 13 de agosto acompañémoslo con el voto” dijo Poggi en ese spot que se viralizó en las últimas horas.
Y si algo le faltaba a la semana política era que el gobernador saliente, a menos de cuatro meses de desocupar las oficinas de Terrazas del Portezuelo, fuera a hacerse atender en el Hospital «Ramón Carrillo». Toda una curiosidad.
Su posteo es particularmente llamativo dado el hermetismo con que siempre se manejó -sus anteriores supuestos controles nunca fueron comunicados-, y pese a que su salud es un tema de interés público dada su condición de gobernador.
Su posteo parecía destinado a despejar rumores. “Siempre es una buena noticia escuchar que todo está dentro de los parámetros normales” dijo en sus redes sociales, con una foto del edificio del Hospital por fuera, sin gente a la vista.
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