La transformación académica e institucional de la UNViMe. Entrevista al rector Marcelo Sosa

En una entrevista con DePolítica, el rector de la Universidad Nacional de Villa Mercedes repasó un año clave para la universidad: la creación de la Escuela de Medicina, la cancelación total de deudas previsionales, la ampliación territorial, el fortalecimiento académico y el impacto del financiamiento nacional. También habló de inteligencia artificial, transparencia institucional y los desafíos que vienen.
por 13 de diciembre de 2025
Sosa asumió como rector el 30 de octubre de 2023. Tiene aún medio mandato por delante.

La Universidad Nacional de Villa Mercedes está en pleno reposicionamiento. A pocos meses de cumplirse la mitad de su mandato como rector, Marcelo Sosa destaca un balance que combina decisiones políticas, reordenamiento institucional y ampliación académica. La creación de la nueva Escuela de Medicina —que se independiza de Ciencias de la Salud— marca un hito para la UNViMe y representa, según afirma, el cumplimiento del espíritu original con el que fue creada la institución.

En diálogo con DePolítica, Sosa repasa logros, tensiones, deudas heredadas, desafíos de financiamiento y el papel de las universidades en un escenario nacional que redefine su relación con el conocimiento y la investigación pública.

A continuación, la entrevista completa.

— ¿Qué balance hace de este año en la Universidad Nacional de Villa Mercedes?
— Muy positivo porque acabamos de salir del Consejo Superior donde se aprobó la creación de la Escuela de Medicina, la Facultad de Medicina ya con una entidad propia que se separa de la Escuela de Ciencias de la Salud. De este modo le estamos dando envergadura institucional y va a tener esa carrera, que es columna vertebral de la UNViMe, una autoridad propia que se encargue de las dificultades, de las ventajas que tiene esta carrera, que requiere una inversión elevada en términos de personal, de docentes, de no docentes, de recursos didácticos, bibliográficos, tecnológicos.
Entonces, en este sentido, estamos felices porque estamos siendo fieles al proyecto institucional por el cual se creó la Universidad Nacional de Villa Mercedes y este paso para nosotros es de mucha esperanza porque se está fortaleciendo en Medicina.
Yo, como rector, me encontré con otro escenario: era una carrera apagada y ahora la estamos poniendo de relieve con estas decisiones que son decisiones políticas que se van a trasladar o se van a transformar en un aspecto académico. De esta manera la carrera de Medicina adquiere un volumen en igualdad de condiciones que el resto de las escuelas de la universidad. Esta sería la quinta escuela de la UNViMe.

— ¿Qué significa esta nueva envergadura institucional para esta carrera?
— Implica que vamos a designar en los próximos días a la nueva dirección, en este caso hemos pensado en una directora que es profesora de la universidad para que lleve adelante este proceso de normalización y para que en las elecciones de 2027 ya se incorpore con el cogobierno de la universidad, es decir, que sea electa.
En este caso se ha autorizado al rector a hacer la designación de esta persona que va a conducir a la escuela de manera normalizadora hasta que pueda elegirse no solo la dirección sino el Consejo de Escuela que acompaña o que forma parte del cogobierno de la Escuela de Medicina, y que a su vez va a integrar el Consejo Superior de la universidad.
Es decir, en este tiempo debemos trabajar para que en esas elecciones se garantice el cogobierno, que los cuerpos colegiados que ayudan a los órganos unipersonales y que también los controlan, como el rector, como el director de escuela o director de departamento, que también esté en plena institucionalidad. Es una quinta escuela.

— ¿Cuáles son las otras cuatro?
— Las cuatro escuelas que existían hasta las 11 de la mañana de hoy —miércoles— son la Escuela de Ciencias de la Salud, la Escuela de Economía y Gestión de Empresas, la Escuela de Ciencias Sociales y de Educación y la Escuela de Ingeniería y Ciencias Ambientales.

La carrera de Medicina estaba dentro de la Escuela de Ciencias de la Salud. Ahora se separa, se desmembra, se saca, crece esta carrera de Medicina con una escuela.
En casi todas las universidades, la Medicina, por la complejidad, por el volumen de inversión que tiene, por la cantidad de personas que tiene, porque es una carrera que requiere ciertos requisitos, casi siempre es una facultad, una escuela independiente. Es como que adquirió la mayoría de edad la carrera y por lo tanto hoy es esa escuela.

— Esta aprobación de la creación de la Facultad de Medicina, ¿es el hecho noticioso destacado de este último tramo del año?
— Así es. Dentro de la estructura se denominan escuelas. Otras son facultades. Es una facultad que le da la universidad a cierta área de estudio para que otorgue diplomas, certificaciones. Esa facultad es lo que genera la Facultad con mayúscula en la institución. Es un permiso que le da la universidad para que haya en este caso una escuela o Facultad de Medicina.

— Más allá de este hecho coyuntural, volvamos sobre ese balance de la marcha de la universidad en general.
— Bueno, otro hecho muy relevante que recién hicimos conocer al Consejo Superior es el pago de una deuda que recibimos cuando iniciamos la gestión. Una deuda previsional por la falta del pago de los aportes patronales. Corríamos el riesgo de que en ese momento la AFIP embargara los sueldos porque tiene la potestad de hacerlo. Una decisión que costó tomarla, la de adherir a un plan de pago porque implicaba asumir la obligación de pagar en el futuro. Hicimos con la Secretaría de Hacienda y Administración una gran tarea de austeridad, de control del gasto público, del no uso de los autos oficiales, por ejemplo. No hay gastos superfluos a nombre de la universidad. Con eso pudimos pagar este plan. Y eso nos hace sentir orgullosos porque hoy la universidad no tiene ninguna deuda pendiente. Y, sobre todo, deudas con los trabajadores. Porque habíamos tenido algunos problemas con algunos docentes que se querían jubilar y no tenían los aportes al día. Esto ya está claro. Y la contadora recién nos mostraba una pantalla de la AFIP que dice “sin deudas”.

El pasado 11 de noviembre la UNViMe cumplió 16 años.

— ¿Cuántos trabajadores tiene la universidad y cuántos alumnos?
— En personal no docente, aproximadamente 100. Docentes, cerca de 500. Estudiantes, tenemos 4.000. Y aproximadamente 800 estudiantes de posgrados. Nosotros estamos dictando una Maestría en Docencia Universitaria, que la financia la FEDUN, la Federación de Docentes de las Universidades, que antes tenía la UBA y ahora tiene la UNViMe. Ese es el prestigio que tenemos.

— Desde que ha comenzado su gestión como rector ha tenido que convivir con una herencia que más de una vez definió como muy complicada en términos económicos. A la vez ha tenido que enfocarse en la gestión diaria y en los planes a futuro de universidad. ¿Cuánto le queda todavía de ese lastre de la gestión anterior para resolver?
— Yo desde el primer momento me enfoqué en el futuro de la universidad. Por supuesto, atendiendo también a cancelar las obligaciones pendientes, que son muchísimas y creo que ya se ha dicho suficiente al respecto. Me encaminé, me enfoqué en el futuro de la universidad. Por eso creamos la Editorial UNViMe, que no existía. Creamos la Secretaría de Posgrado, que no existía, el régimen de los Doctorados Honoris Causa, una maestría para la formación de los docentes, una especialización. Nos extendimos en el territorio provincial. Estamos en Naschel, en Tilisarao, en Unión, en San Francisco del Monte de Oro, con carreras que la universidad ya tenía.
Hoy, hace un momento, aprobamos una nueva carrera de Ciencias Sociales, que es una Tecnicatura en Gobierno Local. Con lo cual esperamos que eso sea un aporte al gobierno del municipio. Es muy interesante porque va a ser a distancia. Y la novedad es que va a ser con el sistema de créditos, que es una disposición que se ha tomado a nivel nacional, y esa es la primera carrera que toma un modelo que ya está en Europa funcionando hace mucho tiempo. Es un esquema distinto al que conocemos en la universidad.

— ¿Qué tiene de novedad?
— Por ejemplo, hoy solamente valen las clases que se toman frente al profesor. Bueno, con este nuevo sistema también va a valer, por ejemplo, un estudio de campo, una salida, o un curso que haga por fuera de la universidad. Por ejemplo, yo estoy estudiando en Villa Mercedes y quiero ir a La Plata, tiene la misma validez. Hay como un respeto a la trayectoria del estudiante.
Otra cuestión para mí relevante es que, gracias a la generosidad del gobernador de la provincia —Claudio Poggi—, se está disfrutando de un edificio que es propio, más allá de que esté en carácter de préstamo, que es el de Los Poetas, donde cursa la mitad de las carreras de la universidad. Más de 1.300 estudiantes, que tienen ahí un bufete, tienen un comedor, tienen aulas dignas. Es decir, ahí se está viviendo la universidad propiamente dicha.
Nos enfocamos en el futuro, en comprar libros que hace siete u ocho años no se compraban, en entregar libretas que hace muchos años no se entregaban, lo cual marca la trayectoria del estudiante, la registra. O, por ejemplo, que nos desplacemos a 250 kilómetros al sur para dejar la universidad cerca. O, por ejemplo, el apoyo, la cooperación que hemos tenido con el Gobierno de la provincia, con el Ministerio de Educación o con el Ministerio de Salud, capacitando y formando a los futuros directores de escuela o a los enfermeros rurales. O la colaboración que estamos teniendo con la intendencia municipal, y que es recíproca.
Creo que uno de los logros que yo observo es la cooperación institucional, el diálogo respetuoso y que siempre, de parte, en el caso del Gobierno de la provincia, es superior lo que nosotros damos.
Porque nosotros no teníamos un edificio y el gobernador nos facilitó un techo y yo decía: de ese techo hicimos un hogar. O, por ejemplo, el reconocimiento al gobernador como Profesor Docente Extraordinario Honorario, que es el primero en la historia de las universidades de San Luis.
Yo creo que, si nos vamos al buen gobierno, a la gobernanza o a la buena administración, debemos decir que no tenemos deuda y que eso es un hecho histórico para la universidad.
Yo creo que es una parte de ese balance positivo. Claro, y tenemos un factor delicado, que está latente, que está pendiente: es poder terminar el edificio del módulo 1 de Aulas, que está en la zona norte de la ciudad, que por desidia, por abandono, por dejación, hoy quedó abandonado, quedó inconcluso. Pero no nos hemos quedado de brazos cruzados, sino que hemos hecho todo lo necesario para que se pueda reactivar, para que podamos tener un nuevo llamado.
Hemos hecho todas las gestiones con el Gobierno nacional, le hemos pedido colaboración al gobernador de la provincia, lo propio con el intendente municipal; de hecho, hemos firmado los tres una nota que ya está en posesión del Ministerio de Economía de la Nación para pedirle esto y, bueno, creemos que nos va a ir bien.

— La UNViMe tiene su rectorado en el centro de la ciudad, en Balcarce 314. ¿De qué otros espacios dispone?
— Tenemos aulas en Villa Mercedes, dos núcleos grandes, en el barrio Los Poetas, en la zona oeste de la ciudad, al frente de la Maternidad Provincial doctor Luco, ahí funcionan dos escuelas; y en la ex Escuela Normal de Villa Mercedes, General Paz 555, funciona la Escuela de Ciencias de la Salud y ahora va a funcionar la Escuela de Medicina.
Después tenemos laboratorios: un laboratorio de simulación clínica, que es donde los estudiantes trabajan con muñecos que simulan personas, niños, adultos, mujeres, etcétera. Y tenemos el laboratorio central de campus en la zona norte, donde va a estar el futuro complejo de aulas.
En la ciudad de Justo Daract también tenemos la sede de la Escuela de Ciencias Sociales y Educación, donde yo soy profesor: todos los lunes doy clase ahí.
Esos serían los tres grandes núcleos de aulas: Los Poetas, Escuela Normal y Justo Daract.

— ¿En qué otras localidades hay extensiones universitarias?
— Estamos, además de Justo Daract, en otras cuatro localidades. Tilisarao fue la primera, después fue Unión, Naschel y San Francisco. Ahí dictamos diversas carreras.

— ¿Y los alumnos de dónde vienen?
— La mayoría proviene de nuestra ciudad, de Villa Mercedes. Tenemos algunos estudiantes de la ciudad de San Luis. Tenemos muchas influencias, como históricamente ha sido, del Valle del Conlara y del sur de la provincia.

— Le está resolviendo el tema educativo a muchos estudiantes de la provincia que antes se tenían que ir a estudiar a otras ciudades.
— Sí, nosotros pensamos, por ejemplo, que en Medicina, en 350 kilómetros a la redonda, no tenemos esa carrera en una universidad pública. Si bien está en la ciudad de San Luis, pero es privada. Nosotros, en Ciencias de la Salud, tenemos una oferta muy grande, porque históricamente ha sido la columna vertebral de la universidad. Tenemos Kinesiología y Fisiatría, Enfermería, Obstetricia, Preparación Física, y se le ha sumado una extensión áulica en la ciudad de San Luis, de esta licenciatura que es la de los últimos dos años. Tenemos Economía, tenemos Diseño de la Comunicación, por ejemplo, aquí en Villa Mercedes. En Justo Daract tenemos los profesorados, y también los dos profesorados en Unión y en Tilisarao.
El proyecto institucional de creación de la UNViMe trata de dar respuesta a la demanda de educación superior de la región. Villa Mercedes, que es una de las grandes ciudades al sur del país, donde acá se inicia la Pampa Húmeda, da esa respuesta y viene a suceder la formación que históricamente, por ejemplo, brindaba algunos años atrás la Escuela Normal de Villa Mercedes y el Colegio Nacional.
Históricamente, si uno piensa en muchas de las personalidades del sur de la provincia y del norte, se formaron aquí en Villa Mercedes. Bueno, hoy eso ha crecido y es la universidad. Nosotros compartimos territorio también con la Universidad Nacional de San Luis en las facultades que ellos tienen aquí, pero lo hacemos en colaboración, sin disputarnos estudiantes, sino que colaborando con los profesores, porque tenemos muchos que trabajan en ambas instituciones. Pero, principalmente, nosotros damos respuesta a la necesidad educativa de la ciudad de Villa Mercedes y su zona de influencia.

— ¿Es decir que hay unos 4.000 alumnos que, de no ser por la UNViMe, tendrían que estar estudiando —si pudieran— fuera de la provincia?
— Claro, sobre todo en este momento donde se ha notado un incremento de alumnos que antes estaban en otras universidades y han pedido el pase o equivalencia. Las equivalencias se han incrementado más o menos en casi un 30%. Es una ciudad mediana, una ciudad donde tenemos el boleto gratuito, el boleto del colectivo gratuito. Todo se puede hacer caminando o en bicicleta. Es una ciudad tranquila, es una ciudad que apuesta a la educación. El intendente —Maximiliano Frontera— tiene como objetivo muy claro que sea una ciudad universitaria.

— De hecho, Villa Mercedes debe ser la ciudad con mayor oferta universitaria de la provincia.
— Claro, porque esto hace que tengamos condiciones competitivas cuando los chicos se vienen porque, aparte, hay una cuestión económica que es muy difícil y, bueno, evidentemente es mucho mejor. Porque, aparte, por ejemplo, te doy un dato: la UNViMe ganó las Olimpíadas de Medicina y el primer premio lo compartió con la UBA, en ese nivel de calidad educativa. Entonces, tiene tanto prestigio como una universidad que ya tiene una trayectoria o ya está consolidada. Nuestro desafío es que nos elijan por calidad educativa. Así que, bueno, en eso estamos.

— ¿Y en esa búsqueda de la excelencia académica cómo se integra o qué rol juega el docente?
— Todo ingreso a la universidad pública se hace por concurso de méritos y oposición. Es decir, yo rendí un concurso y, bueno, lo gané. Lo que nosotros observamos con la llegada de nuestra gestión es que no estaba profesionalizado o faltaba profesionalización y no estaba conformada lo que se llama la estructura piramidal. Es decir, tenés arriba un profesor titular, después asociados, y es como que tiene que ser una base amplia.
La universidad se prestigia en su cuerpo docente, más allá de la titulación, por dos razones. Primero, por la dedicación. Si tenés un profesor simple, de 10 horas, solamente va a dar clase una semana, pero a medida que se le aumenta la dedicación puede hacer investigación, extensión, pueden ser otras tareas. Y segundo es el carácter de ese docente, ya sea titular, asociado, es decir, la jerarquía. Bueno, estas dos cuestiones no estaban; nosotros las estamos construyendo porque teníamos muchísimos profesores simples que se les suele llamar en la jerga “profesores taxi”, que dan un ratito en lo que no podés pedir más que dé clase y tome exámenes.
Nosotros hemos dado mayores dedicaciones. Además hay una cuestión económica muy fuerte y nosotros tenemos que, dentro de lo posible, contribuir a esa mejora, pero también reconstruir, o mejor dicho, construir la pirámide jerárquica, porque nosotros necesitamos un profesor que conduzca el dictado de la materia y que esté asistido por profesores y también por estudiantes.
Como dato definitivo, estamos haciendo concursos para que aquellos estudiantes que quieran iniciarse en la docencia también lo puedan hacer. Y eso es algo que hace mucho tiempo que no se hacía.

Una entrega de certificados a estudiantes avanzados como Tutores de pares. Son actividades vocacionales, no remuneradas que lleva adelante la UNViMe.

— El escenario económico de los últimos años es muy crítico y se habló mucho del tema del financiamiento universitario. ¿Qué se ha resuelto en términos de la relación entre la UNViMe y el Gobierno nacional?
— Como todas las universidades, nosotros estamos en un gran problema por la falta de financiamiento. Nosotros, a nivel salarial, somos los peores pagos de Latinoamérica. Nuestros sueldos están depreciados en 50%. Es decir, si nosotros miramos la evolución de la inflación y los aumentos de sueldo, estamos casi en 50% por abajo. Para llegar a tener los valores de noviembre de 2023, el aumento tendría que ser del 80%. Pero solamente para alcanzar ese nivel. No quiere decir que con eso pasemos a ocupar los mejores lugares de Latinoamérica.
Yo creo que hay un plan de empobrecimiento del profesorado de la universidad en general, en la universidad argentina…

— ¿Con qué fin?
— Que seamos un país de economía primaria. Eso es. Como ha sido en otro tiempo. Es difícil la educación, hay que seguir invirtiendo, por supuesto. Ahora, ningún país del mundo ha cerrado la investigación. Aquí, en Argentina, tomaron una decisión de desfinanciar un montón de proyectos que ya venían siendo aprobados. Ahora, esto va en desmedro del verdadero progreso de cualquier sociedad porque, ¿cuál sería el objetivo para no tener más médicos, más ingenieros, más docentes, más licenciados en Economía, en Comunicación, en Arte inclusive?
Bueno, yo creo que el plan es que seamos una economía donde solamente se produzcan materias primas.
Creo que el país lo han dividido en dos o tres partes: aguas dulces arriba, el acuífero Guaraní; un poco, si vemos las cordilleras y las sierras centrales, inclusive las sierras de San Luis, con el litio; el alimento en la zona de la Pampa Húmeda; y el agua de los glaciares y, por supuesto, en el sur del país, la energía y eso. Creo que el plan es ese: primarizar la economía, quitar a la educación que forma recursos y, bueno, se llevan el litio y nos venden las computadoras y los teléfonos.
El plan es muy sencillo, es muy simple como siempre. Cada tanto es cíclico y lo vienen haciendo. Ahora, creo que las universidades en este escenario, al cual hemos sido obligadas, debemos enfocarnos en lo propio: hacer mejor lo que hacemos, lo que nos merece el mayor respeto del pueblo argentino, porque la institución más valorada es la universidad pública.
Al mismo tiempo, creo que el desafío es hacer mejor lo que sabemos, lo que hicimos siempre. Pero el nuevo desafío es sumarle transparencia a la universidad. Esto nos falta: tenemos que rendir cuentas, tenemos que ser conscientes de que la autonomía y la autarquía no son razones para no mostrar lo que se hace.
Yo hace un momento decía en la nota que, si los mecanismos de control hubieran funcionado, no podría haberse endeudado esta universidad. Porque si el Estado nacional envía fondos para pagar sueldos y aportes, hay que pagar sueldos y aportes. Si alguien no pagó los aportes —porque los sueldos no pueden dejar de pagarse, porque si no, no se abre la universidad—, entonces, ¿qué pasó con los controles?
Bueno, más allá de que las universidades tenemos auditorías internas, somos auditadas de modo externo también, pero creo que es un paso que tenemos que dar, un paso que tienen que dar en general las instituciones de nuestro país. Y creo que ahí es donde la universidad se va a fortalecer. Y creo que ese, me parece, es el camino que necesita la universidad.
Debemos profundizar lo que hacemos, que lo hacemos bien, por eso los chicos nos eligen, los estudiantes, pero transparentar, mostrar, rendir cuentas: lo que le llaman los anglosajones la accountability. Es decir, no una rendición contable, sino una rendición de cuentas de la gestión, que es mucho más profunda.

— Es interesante que en este escenario sean las universidades las instituciones con mayor prestigio o credibilidad por parte de la sociedad. Hay un mensaje de defensa a la educación, mientras los sindicatos, los poderes institucionales, el Poder Judicial y los medios de comunicación están muy desprestigiados.
— Yo creo que sí, también porque lo que hacemos es bueno. Si quieren ver qué hacemos, yo invito: de hecho, cualquiera puede participar en cualquier clase, porque son públicas. Pero ¿qué hacemos nosotros? Damos clases, enseñamos a otros a ejercer la medicina, la docencia o la economía; investigamos; hacemos extensión. Está a la luz. Por eso creo que el prestigio está dado, y además porque nos eligen.
La educación primaria es obligatoria porque hay una ley que dice que los chicos de tal edad tienen que ir a la escuela. A nosotros nos eligen, porque ya nosotros trabajamos con ciudadanos, con mayores de edad. Entonces creo que, a la par de que tenemos que profundizar lo que hacemos, tenemos que iniciar el camino de la transparencia y tenemos que abrirnos a la sociedad.
La universidad argentina se organiza en el sistema de claustros. También es un viejo resabio del orden monástico, como dijo la proclama de Córdoba de 1918. Inclusive la denominación de claustros ya te da la imagen de algo cerrado, ¿no? Tenemos que abrirnos. De ahí que nosotros profundicemos lo que hacemos: aulas, laboratorios, talleres, conocimientos. A medida que profundicemos la transparencia y que podamos comunicar, dialogar con la sociedad, parece que es la garantía de que la universidad no solo subsista, sino que se fortalezca y crezca.
Nosotros tenemos algo muy valioso y es el desarrollo científico y tecnológico. Eso se hace en la universidad. En otros países, la investigación corre por otros carriles: solamente las universidades hacen docencia. Nosotros hacemos docencia, investigación y extensión. Un tercio de las patentes que tiene el país se hacen en la universidad pública. Es decir, el progreso científico-tecnológico se hace desde las universidades.

— ¿Cuánto representan los sueldos docentes en el presupuesto universitario?
— Como en todas las universidades, van desde el 90, 95, 96%. Nosotros pagamos los sueldos y, aparte, todos los meses tenemos que rendir cuentas. Ahora, vuelvo a lo de recién: nosotros tuvimos que hacer rendiciones de cuentas desde el año 2013. O sea, en un acto de fe nos vamos 12 años para atrás y estamos saldando cuentas.
Entonces, yo creo que ahí es donde nosotros también tenemos que hacer hincapié en aquella idea de, como en mayo de 1810, “el pueblo quiere saber de qué se trata”. También tenemos que hacerlo en la universidad.
Yo, como rector, tengo que garantizar pocas cosas: la libertad de cátedra, la autonomía, el buen gobierno, el cogobierno de la universidad, la gratuidad y, diríamos, como quizás un contenido nuevo, la transparencia.
Como una cuestión muy destacada de nuestra gestión es que, hasta ahora, cuando un alumno terminaba de rendir y ya pedía su título, se le cobraba un canon. Nosotros dejamos de hacerlo, porque así, si cobramos un peso, estaríamos violentando el principio de la gratuidad.
Entonces, para cerrar, cualquier posibilidad… eso a nosotros nos obliga, más que nunca, a ser fieles a los principios de la universidad pública argentina. Consagrados, quizás, o esbozados en la Reforma, en la proclama universitaria de Córdoba de 1918, pero también en la gratuidad del 49, o en la federalización a partir de los movimientos.
Creo que debemos ser fieles a nuestros principios: esa es la garantía de que sigamos siendo aquellos tan prodigiosos que somos.

— ¿Qué “dicen” de la UNViMe las figuras que han sido destacadas, premiadas, distinguidas en tu gestión?
— Yo creo que nosotros distinguimos, con el Doctor Honoris Causa, en primer lugar, al doctor Miguel Ángel Santos Guerra, uno de los pedagogos más eximios de lengua española, y recientemente al doctor Ángel Díaz Barriga, que es de México. Miguel Ángel es de España y Díaz Barriga de México.

— ¿Ambos fueron una propuesta suya, independientemente de que tuvo la aprobación del Consejo?
— Sí, fue una propuesta del rector, y en este caso también compartí una propuesta con la Federación de Docentes de las Universidades. Como también recientemente al gobernador de la provincia, a quien le dimos la distinción como Profesor Honorario de la universidad. Sienten mucho prestigio.
Primero, son personas prestigiosas que a su vez nos prestigian, y nosotros también otorgamos algo del prestigio que tiene la universidad argentina, y eso para nosotros nos hace sentir orgullosos, porque es como que crecimos todos, ¿no?
Cuando dimos el primer Doctorado Honoris Causa, en este caso para el doctor Santos Guerra, o que a partir de ese momento —porque él tiene más de cien obras escritas, viaja por el mundo— ya el nombre de la Universidad Nacional de Villa Mercedes resuena en el mundo, lo mismo que Díaz Barriga también. Lo propio con el del gobernador de la provincia.
Yo creo que esto también es conteste con algo que yo escucho, y es que se la reconoce a la UNViMe.
Ahora, el prestigio está dado por sus estudiantes, por sus docentes, y yo creo que contribuyo, porque también trato de hacer las cosas bien, trato de ser un buen rector, no me conformo con ser solamente rector. El estatuto de la universidad no pide que sea un buen rector, pero debo serlo, porque la Universidad de Villa Mercedes ha transcurrido por muchas etapas, muchos rectores, tuvo muchos problemas, y quizás la última etapa fue la más difícil; de hecho, me tocó suceder a mí en esa instancia.
Entonces, mi obligación es hacer las cosas muy bien, por dos razones: primero porque trato de ser un hombre íntegro, y segundo porque soy villamercedino. Acá vive mi familia, acá vive mi madre, mis hermanos, mis conocidos; entonces yo no puedo hacer las cosas mal porque tengo que estar conviviendo con eso. Creo que eso también me obliga y lo veo como una sana obligación para mí.

— Hablemos del papel de las universidades ante el desafío que les plantea la inteligencia artificial precisamente al conocimiento universitario. ¿Qué opinión tiene?
— Sí. Quizás en el volumen, en la administración del conocimiento sí, porque es inconmensurable: yo no puedo, ni ningún profesor. Ahora, creo que es en este cúmulo de información donde se exalta y resalta la figura del docente. Porque docente es el que le transmite las herramientas para el trabajo en equipo, la motivación, la escucha; lo humano, que solamente lo puede brindar un docente. Por ejemplo, si uno quiere, la inteligencia artificial genera patrones, pero se traba en uno, que es la poesía.
Es decir, aquella construcción estética, ética si se quiere, de la poesía, la inteligencia artificial no la puede hacer, porque ahí está lo humano trabajando.
Ahora, la universidad va a tomar una postura, por supuesto. Negarla es un sinsentido, ¿no? No vamos a eso. Ni tampoco vamos a decir: bueno, la incorporamos para que todos los exámenes salgan con IA, porque lo vemos también, ¿no?
Ahora, ¿qué vamos a hacer nosotros? Estamos ya trabajando en una suerte de decálogo de principios éticos sobre el uso de la inteligencia artificial en la Universidad Nacional de Villa Mercedes. Esto va a ilustrar, a iluminar, a marcar un poco la senda de cómo tenemos que aprovechar esta gran herramienta, que muchos dudan si hay que llamar inteligencia artificial o inteligencia ajena, ¿no? Yuval Harari o Byung-Chul Han también hablan de inteligencia ajena. Pero bueno, la definición que sea, la pregunta es: ¿qué hacemos los seres humanos con ese volumen de conocimiento? Bueno, yo creo que hay que aprovecharlo y tenemos que educar a los aprendices, a los nuevos, a los jóvenes, para que sepan administrar este tesoro del conocimiento que, bueno, lo ha probado la tecnología, ¿no?
Me parece que el desafío es descubrir la dimensión ética en el uso de la inteligencia artificial. Y lo otro tiene muchos otros componentes que han sido muy bien expresados en un documento que suscribió el papa Francisco en enero de este año, que se llama “Antiqua et nova”. ¿Qué dice el Papa? ¡Ojo con los recursos naturales que se utilizan en la inteligencia artificial! Él nos invita a redescubrir lo humano, la sensibilidad, lo propio, y eso lo hace un docente trabajando en educación, en el aula, en una universidad: lo hace un docente. Y esa cercanía es lo que nosotros tenemos que redescubrir. Y ahí no tenemos competencia: somos humanos.

— El año 2026 será el Año de la Educación, según la consigna del Gobierno provincial. ¿Cómo será para la UNViMe?
— Va a ser un gran año donde vamos a adherir a esa declaración y nos vamos a poner a disposición.
Creo que para la UNViMe la centralidad va a estar dada por el desarrollo de los posgrados, por las carreras a distancia y, por supuesto, la implementación de la facultad, de la Escuela de Medicina. Vamos a seguir colaborando con los diferentes niveles de Estado, aunque casi como una obsesión va a ser el campus para las aulas propias.
Nosotros vamos a tener una universidad consolidada, madura, plena, cuando tengamos una casa propia, por llamarle de algún modo, ¿no? Las aulas propias. Eso va a certificar la mayoría de edad de la Universidad Nacional de Villa Mercedes, de la cual soy su feliz director, transitando la mitad del mandato.

— La muerte de Eduardo Gargiulo, un periodista cuyo nombre también quedó asociado al nombre de la UNViMe, causó mucha tristeza entre quienes lo conocimos y compartimos oficio. ¿Cómo lo recuerda usted?
— Se nota la ausencia de una personalidad insustituible del mundo periodístico: un amigo franco, un profesional honesto y defensor de la universidad pública. Todavía me parece verlo entrar —sonriente— con un mate en su mano y con una nueva idea para seguir creciendo como universidad.

— Muchas gracias, rector.
— Gracias a vos.

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