En los cafés políticos se escucha con insistencia que muchos de los candidatos que competirán en la próxima elección encarnan candidaturas testimoniales, es que decir que su figura sólo es utilizada para atraer votos, pero que en los hechos, no asumirán en el cargo para el cual serán votados.
Claudio Poggi aseveró esta semana que su postulación para formar parte de la Cámara de Diputados de la Nación nunca estuvo en duda. Su argumento, el que esgrimió en la presentación junto a Patricia Bullrich de los candidatos que lo acompañan en la lista, es que se necesita de su presencia como la de otros legisladores opositores para “ponerle un freno al kirchnerismo” de la Cámara de Diputados de la Nación.
Su reemplazo en la banca del Senado nacional sería entonces para Gabriela Gonzalez Riollo, referente del PRO de San Luis.
En relación al oficialismo los nombres bajo la mirada suspicaz son varios: el de la doctora María José Zanglá que hace apenas un par de meses fue nombrada directora de la sociedad del Estado “Ramón Carillo” y que deberá poner a funcionar el flamante hospital es uno de esos nombres. El Ejecutivo no podrá desprenderse de su conocimiento, argumentan quienes no la imaginan asumiendo en la Cámara de Diputados de la Nación.
Tampoco lo imaginan al vicegobernador de la provincia, Eduardo Mones Ruiz, con mandato hasta 2023, dejar ese sillón sucesorio por el de una banca en la Cámara de Diputados.
Ambos son las figuras del oficialismo provincial con mejores niveles de conocimiento, y tal vez algo de eso haya influido para convertirlos en candidatos.
Lo mismo se dice de la ministra de Salud, Silvia Sosa Araujo y del titular de Dosep, Nicolás Anzulovich.
Un ejemplo de testimonial fue Silvia Rapisarda, que encabezó la lista de concejales del oficialismo en 2019, y nunca llegó a asumir.