Año 1862 ¡No incendien San Luis!: la defensa heroica de los hermanos Daract frente a las tropas invasoras del Chacho Peñaloza…
Escribe Juan José Laborda Ibarra
Ex legislador provincial
“… reducir a cenizas su pueblo….” (4º Carta intimidatoria de Juan Vicente Peñaloza al Gobernador de San Luis Cnel. Juan Barbeito del 21/04/1862)
Pocas veces en sus más de 400 años la Ciudad de San Luis estuvo a punto de “desaparecer”, y no precisamente a causa de algún fenómeno natural.
Hace 150 años, en medio de las guerras civiles argentinas, un 20 de abril de 1862, a pocos días de asumir como Gobernador, el coronel Juan Barbeito, recibió una carta intimidatoria que, tras su lectura, no la olvidaría el resto de su mandato. Ese día la Ciudad se encontró rodeada por más de 1.600 soldados al mando del caudillo riojano Juan Vicente “Chacho” Peñaloza, quien estaba siendo perseguido por las fuerzas militares enviadas por el General Mitre, a cargo entonces del gobierno nacional después de su victoria en la Batalla de Pavón, el 17 de septiembre de 1861.
¿Qué decía esa carta del Chacho? Que el gobernador Barbeito tenía 24 horas para abandonar el gobierno y entregarle una importante suma de dinero y de vacunos destinados a aprovisionar sus tropas bajo la amenaza de atacarla y incendiarla.
Desde la batalla de Pavón, sería Buenos Aires la que dirigiría el proceso de formación del estado argentino, con lo que el resto de las provincias y sus gobernadores debían subordinarse. Según Mitre, el medio elegido para obtener la adhesión de los “pocos convencidos”, era el uso de la fuerza militar. El Chacho y su ejército no eran fáciles de “convencer”. Pero antes de “convencerlo” y de “vencerlo” (militarmente), había que “encontrarlo”. Peñaloza se les escurría por los llanos del Noroeste argentino.
Aquel día de 1862, Juan Vicente Peñaloza y sus montoneras ingresaron por el norte al territorio de San Luis, entonces desguarnecida por la ausencia de sus milicias que estaban recorriendo el oeste de la provincia de Córdoba (la actual Villa Dolores). Conocedor de esta información y de anteriores enfrentamientos entre montoneras y fuerzas gubernamentales, Peñaloza avanzó rápidamente hacia la ciudad, rodeándola e intimando al Gobernador para que materializara su contribución económica y alimentaria.
“Debe anotarse que la guerra de recursos que hacía el Chacho, con su tropa colecticia y trashumante, le imponía vivir a expensas de los lugares y pueblos que atravesaba, por lo que las exacciones y saqueos fueron de rigor…” dice Laureano Landaburu en “Episodios Puntanos” (Bs. As. 1949, página 110)
Peñaloza llego a escribirle sucesivas cartas a Barbeito en las que, si no se cumplía su petición, San Luis seria “reducida a cenizas” y “pasado a degüello sus presos…” (Cartas 4 y 6 citadas en Gutiérrez, Gabriel Gustavo “Las Montoneras de San Luis Parte I”, Biblioteca Digital de San Luis, 2003, página 54 y 55).
Sincero en su amenaza o sólo una simple estrategia para quebrar la resistencia a través del miedo, lo cierto fue que Peñaloza preparó a sus tropas, tras cumplido el plazo de intimación, iniciar el ataque.
“… A las ocho de la mañana, mil seiscientos caribes pisaban ufanos los suburbios de la ciudad.- A las nueve, la insolentada turba bullía por sus alrededores…” informo días después el Gobernador Barbeito a la Sala de Representantes…” (dicen Urbano J. Núñez y Duval Vacca en “Historia de San Luis”. (San Luis, Tomo II, Pagina 211).
“La situación era angustiosa; pero los hombres de gobierno no perdían la serenidad ante el tremendo peligro (…) En un instante se organizó la defensa llamando a todos los habitantes, ciudadanos y extranjeros para que se presentaran con sus armas. Se improvisaron trincheras, en las boca calles de la plaza, abriéndose fosos y colocándose carretas al frente….” dice Juan W. Gez en “Historia de San Luis” (Bs. As. 1916, Tomo II, página 176).
“Fueron días de alarma y de angustia para la apacible capital puntana, bruscamente sorprendida por el grito inquietante y pavoroso de la montonera…” dice Laureano Landaburu (ob. cit. página 112)
Estupefacto el Gobernador Barbeito, tras solicitar urgente auxilio a gobiernos vecinos (no llegaron nunca), convocó a los hombres de mayor confianza y con probada experiencia en asuntos de estado. Junto a sus ministros Faustino Berrondo y Buenaventura Sarmiento, estaban los “experimentados” hermanos Justo Daract y Mauricio Daract.
Con ese espíritu y visión de hombre de estado don Justo Daract presentó una propuesta de solución al conflicto, que Barbeito hizo suya. Inmediatamente se prepararon las defensas en la ciudad para resistir el ataque inminente. Se designó como jefe general de la plaza al Coronel Mauricio Daract -suegro de Barbeito-, y a don Justo, para negociar la paz con el Chacho.
La defensa se constituyó concentrando las escasas fuerzas en seis cantones o esquinas del centro de la ciudad, “… en el espacio comprendido entre las actuales calles Colón, Belgrano, Chacabuco y 25 de Mayo…”; (….) “los pobladores de los barrios indefensos se concentraron con sus familias e intereses más importantes, dentro de la línea de los cantones, abandonando sus domicilios…”, dice Felipe Velázquez en su libro “El Chorrillero” (Editorial Argos, Bs. As. 1910, página 237)
“Eran un total 267 hombres para hacer frente a 1.600 montoneros” dice Juan W. Gez (ob. cit. página 177).-
A media mañana del 20 de Abril, Peñaloza “reiteró su exigencia dando media hora de plazo…”. Vencido el mismo, el Chacho “a las 10 de la mañana del 20 de abril comenzó el asalto y se combatió hasta las 4 de la tarde, hora en que se suspendió el fuego, con la perdida de muchos bandoleros, mientras se mantenían firmes en sus trincheras los bravos defensores… Los sitiadores se retiraron anunciando que a la noche traerían el ataque y tomarían la plaza a sangre y fuego…”, continúa diciendo Juan W. Gez (ob. cit. página 177).-
Hasta “los hijos del gobernador de nombre Eulogio y Juan Alejandro (Barbeito) empuñaron las armas en la defensa de la ciudad…”, dice Reynaldo Pastor en “San Luis Su gloriosa y callada gesta”, (Bs As. 1970, página 276)
“Aquella noche infausta nadie durmió en San Luis, esperando con las armas en la mano, momento por momento el anunciado asalto…” (Juan W. Gez, “La Tradición Puntana” Imprenta Weis, Bs.As., 1916, página 208).-
“El jefe de la defensa Mauricio Daract no tuvo un instante de reposo, acudiendo a todos los puntos donde era necesario reforzar las tropas y exponiéndose a los mayores peligros…” (Juan W. Gez. ob. cit. página 180).-·
Tras sucesivas comunicaciones entre los bandos, las partes buscaron y lograron un acuerdo. La primera condición impuesta por Barbeito fue la cesación de toda hostilidad. Acordada la tregua, Justo Daract concurrió al campo enemigo (a negociar con el mismo Chacho), el que se ubicaba en el sector norte de esta Ciudad sobre el camino a San Juan (donde hoy está ubicado el edificio del Rectorado de la Universidad Nacional de San Luis).
La tradición oral dice que el acuerdo definitivo fue firmado a la una de la tarde del 23 de Abril al pie de un viejo algarrobo, el que paso a conocerse como “El árbol verde” o “El algarrobo del Chacho (conf. Néstor Menéndez, “Guía Histórica de San Luis”, San Luis, 2013, página 66).
Las disposiciones principales del acuerdo fueron: Las fuerzas del Chacho recibirían el dinero, el ganado vacuno y las mercaderías solicitadas, pero a cambio se sometería política y militarmente al gobierno nacional de Mitre. También el Gobierno de San Luis -avalado por el nacional-, dictaría una amnistía y un indulto general a favor de quienes hubieran tomado las armas contra las autoridades puntanas…”. Aunque para la tradición oral de la familia Daract, la paz no fue total ni definitiva: cuentan que al retirarse de San Luis las tropas del Chacho pasaron antes por el campo “El Salvador” propiedad de la familia donde lo incendiaron y saquearon, “reduciéndolo a cenizas”…
Salvada la ciudad de ser “incendiada” por las fuerzas del Chacho, la Legislatura ratificó el acuerdo y coronó dicho proceso eligiendo meses después a los hermanos Justo Daract y Mauricio Daract como Senadores Nacionales por la Provincia de San Luis.
La Ciudad se había salvado y sus defensores justamente premiados…
Justo había sido gobernador constitucional de San Luis entre 1856/59 y 1861/62. Había vivido varios años exiliado en Chile donde fue amigo de Juan Bautista Alberdi. Su hermano Mauricio, de joven había sido enviado por sus padres a estudiar a España. Fue padre de Juan Daract, gobernador de San Luis 1913/17 y de Mauricio P. Daract, de profesión abogado que llegó a fines del siglo XIX a ser el primer puntano en integrar y presidir la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
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