La Cámara de Diputados tuvo este miércoles una de las sesiones más extensas -fueron unas ocho horas de debate- de los últimos tiempos. Y fue también una de las más calientes a partir de la centralidad que alcanzó un eje económico instalado por el diputado nacional Claudio Poggi: la Provincia tiene, por tercer año consecutivo, sus números en rojo.
La conformación de un “Gabinete de seguimiento y control fiscal” que el lunes advirtió un cierre presupuestario 2021 con un déficit de 9.117 millones de pesos enfureció al oficialismo que, como los boxeadores que acusan un golpe, salió a devolver manotazos mediáticos políticos todos apuntados a la figura del ex gobernador.
Esa sobreactuación mediática del oficialismo no hizo más que instalar en el común de la sociedad un tema que normalmente no va más allá de la discusión del círculo político.
Es cierto que, a la calle, preocupada por su metro cuadrado, llega apenas como un título que los números están en rojo, pero tal vez en esa instalación haya más responsabilidad del oficialismo por sus propias torpezas, aunque también la oposición supo manejar la oportunidad.
Si tienen superávit por qué no lo ponen en la calle ahora, que es cuando la gente se muere de hambre, dijo palabras más o palabras menos, el diputado Gastón Hissa.
Su recriminación apuntó a que el oficialismo celebra orgulloso un supuesto superávit del Gobierno mientras la sociedad padece con indicadores de pobreza e indigencia inéditos en la historia de San Luis.
Hay una segunda línea de lectura en las palabras de Hissa: el convencimiento de que el Gobierno se guarda el dinero para hacer campaña en los meses previos a la elección de Gobernador, y mientras tanto deja que el tejido social se descomponga irreversiblemente.
La diputada por Pedernera Mónica Becerrra -cuya participación fue muy bien vista puertas adentro del poggismo- fue quien tradujo el enrevesado volumen de información económica y lo bajó a varios títulos para demostrar el desenfoque entre las prioridades de la sociedad y en qué gasta el Gobierno.
De las palabras de Becerra, DePolítica rescata estos tres:
1. Se destinó al Club Social $124 millones, casi el doble de lo que se destinó a la construcción de viviendas, $75 millones.
2. Se pagaron eventos culturales por $342 millones y en cambio sólo hubo 63 millones para darle apoyo escolar a los chicos.
3. Se gastó pauta publicitaria por $1.243 millones, mientras que un ministerio, como el de Producción, apenas tuvo $358 millones, de los cuales el 62% es para sueldos.
La mirada del diputado Luis Guillet también desnudó promesas incumplidas como la construcción de viviendas en Villa Mercedes, La Toma, El Trapiche, Concarán, Naschel, Buena Esperanza, Tilisarao, San Pablo, Las Chacras, Potrerillo, Cortaderas y Papagayos. Si bien esas obras aparecen en el presupuesto, en realidad no se ejecutaron.
También mencionó la puesta en valor del Palacio de los Deportes de Villa Mercedes, una obra deportiva en San Martín, el centro cultural para Concarán, la refacción de edificios municipales y obras de gas para Carpintería, Cortaderas, Papagayos, Los Molles, Villa Marca y Tilisarao, entre las obras prometidas pero que no se hicieron.
Con los diputados en el recinto durante ocho horas, claro que hubo algunas perlitas, más allá de los gritos de ¡Viva Alberto! que lanzaron algunos diputados.
Por ejemplo, hubo pedidos o insinuaciones del oficialismo para que el diputado Claudio Poggi no pueda entrar a la Legislatura, como lo hizo la semana pasada para analizar junto a los diputados de su espacio político las cuentas del gobierno provincial.
Y también otras que revelan en qué está cada uno. Mientras Gloria Petrino, como presidenta del bloque oficialista defendía los números del presupuesto con sus argumentos, y lo propio hacía la diputada, Anabela Lucero -que llevó a las gradas su propia tribuna con remeras incluidas-, su par de bancada Fernanda Spinuzza se pasó horas y horas de la sesión revisando qué tan quemadas tiene las puntas de su cabello.
El resultado de la votación fue favorable al oficialismo con 25 votos, contra 13 negativos y una abstención, de la diputada Berta Arenas.
En pleno debate, Spinuzza durante horas, abstraída por las puntas de su cabello.