Esta semana hubo otra fuerte señal del desorden político que reina en Terrazas del Portezuelo, y del que esta página ha hablado en anteriores ediciones.
- A la falta de autocrítica tras las derrotas electorales de setiembre y noviembre,
- el sobredimensionamiento del Gabinete, por cierto aún incompleto con casilleros sin confirmar,
- la falta de políticas orientadas a la generación de trabajo genuino para combatir el desempleo y la pobreza,
- la ausencia de una política seria de construcción de viviendas,
- las luces en rojo que muestra el tablero de la inseguridad,
- la promesa hecha anuncio, por tercera vez, de un cambio de agente financiero provincial,
- el destrato que sufren los trabajadores de los planes sociales que dejarán de percibir otros beneficios de Nación como forma de presión política,
- el aplastamiento de la carrera sanitaria con la consecuente falta de profesionales en los Hospitales,
- el exilio político del vicegobernador a quien la mesa chica de conducción considera el responsable de las derrotas electorales en Pedernera,
- el malestar del Gobernador Rodríguez Saá para con quien es la número dos en la lista de sucesión institucional -no le atiende el teléfono,
a todo ello, esta semana se le sumó el universo docente.
El Gobierno volvió a la carga sobre el Estatuto Docente 18 años después.
El fracaso de la paritaria docente no puede ser leído en otra clave, sino como parte de la improvisación o falta de análisis previo sobre las acciones que el propio Gobierno lleva adelante.
Cuesta creer que el ministro de Gobierno, Justicia y Culto, Fabián Filomena no advirtiera en el lodazal en el que se estaba metiendo el Gobierno con una convocatoria a una mesa de diálogo, en la que ninguna de las dos partes tiene confianza. ¿Faltó manejo político? ¿Lo habló con la ministra de Educación, Eugenia Cantaloube que asumió hace apenas tres meses en esa cartera? Nadie imagina que no.
Que considere que el Gobierno salió ileso de esa mesa, tras la improvisación y luego de agitar los fantasmas que hace 18 años atrás llevaron a los docentes a protagonizar un reclamo y una lucha sin precedentes y de la que salieron con sus gremios totalmente fortalecidos, sería cuanto menos desconocer a quién están provocando.
Bastaron dos reuniones para que cada uno se diera cuenta con qué cartas estaban jugando. Y así fue que los gremios en forma unánime decidieron rechazar cualquier propuesta que implicara la reforma del Estatuto Docente cuyo texto se escribió con los derechos adquiridos en aquellas marchas del año 2004.
Algo debía esconder el llamado a una paritaria a pocos días de que el Gobernador Rodríguez Saá anunciara un aumento salarial cerrado.
La dirigente de ASDE, Mané Quattropani lo sintetizó de esta manera: «No entendemos cuál era el sentido de la convocatoria, si no pensaban solucionar absolutamente nada. O la intencionalidad era solamente reformar el Estatuto, que es tan caro al sentimiento de los docentes y parece que también para el gobierno de la provincia«.