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El 21 de diciembre pasado, Miguel “Micky” Berardo, asumió como Secretario General de la Gobernación.
Poco más de dos meses después, el 3 de marzo, DePolítica informó sobre la versión de su salida del Gabinete, que nunca fue confirmada por el Gobierno y que quedó envuelta en todo tipo de especulaciones.
Un día después, su renuncia quedó tácitamente confirmada, al conocerse el decreto que le traspasó el mando de la Secretaría General de la Gobernación al hijo del Gobernador Rodríguez Saá.
Nada más se supo desde entonces de la vida de Berardo. Sin embargo, el pasado martes, “Micky” reapareció en escena caminando junto al Gobernador y al ministro del Interior, Wado de Pedro, aunque nadie sabe en condición de qué.
Nunca se informó su salida ni sus motivos, tampoco se informó su regreso y en qué carácter, ni qué nuevo rol tiene en el Gobierno.
Lo cierto es que “Micky” Berardo reapareció públicamente el día que de Pedro -uno de los fundadores de La Cámpora- visitó San Luis para anunciar la llegada de más fondos frescos a las arcas provinciales, y a la vez colmar de elogios al gobernador puntano.
Esos desembolsos son un aporte no reintegrable que San Luis recibirá por tres millones de dólares del BID y de la Agencia Francesa de Desarrollo destinado a establecer un sistema tributario único para incrementar la recaudación impositiva; y un Aporte del Tesoro Nacional por $226 millones por la emergencia sanitaria.
Más allá de lo significativo de su regreso, dada su estrecha relación con el hijo del Gobernador, su caso es sólo un ejemplo más de la particular manera en que los funcionarios provinciales desaparecen del organigrama y luego reaparecen en otras áreas del Gobierno -o fuera del sistema pero facturando sus honorarios-, sin que nadie dé explicaciones.
