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La dirigencia radical entró en el juego de las PAS haciendo gala de su espíritu democrático y su horizontalidad.
Y ahora se enfrenta otro desafío interno que abre numerosos interrogantes.
Porque más allá de los posicionamientos que se definan a partir del triunfo de una lista u otra de precandidatos de cara a la elección de noviembre, y del compromiso no siempre fácil de cumplir para quienes pierdan, de acompañar a los ganadores, habrá otras lecturas sobre los resultados de esa elección como mensaje al interior del partido.
Así es que los dirigentes radicales se juegan en esta interna mucho más de lo que parece.
Veamos algunos ejemplos:
¿Qué consecuencias internas podría tener una eventual derrota del presidente del partido, Jorge Lucero, en el departamento Pueyrredón”?
Lucero, encolumnado en la facción ceballista, presentó su licencia para meterse de lleno y participar de la interna como candidato a diputado provincial en segundo lugar en la lista que encabeza Elisa Sosa. Lo enfrentarán dos listas; una encabezada por Claudia Rocha y otra por Celeste Aparicio.
Veamos otro ejemplo:
¿Qué consecuencias internas podría tener una eventual derrota de la lista que apoya el diputado nacional Alejandro Cacace, que acompaña la postulación de su hermano Federico Javier en la lista que lidera Claudia Rocha?
Y una tercera lectura:
¿Y si triunfa la lista de Celeste Aparicio?, ¿Qué consecuencias políticas podría tener la derrota de las dos máximas figuras del radicalismo?, ¿ A qué nuevos reordenamientos estaría llamado esa realidad?.
