El Gobierno transita el tramo final del año y ya en la cuenta regresiva para las elecciones a Gobernador 2023 con varios frentes de conflicto abiertos, muchos de ellos con problemas sin solución desde hace demasiado tiempo o con soluciones prometidas, pero nunca concretadas.
Esa afirmación se sustenta con un repaso por los hechos de los últimos días.
Campo. Las seis entidades rurales que nuclean a los productores dieron a conocer un documento en el que insisten con un unánime y repetido reclamo de mejoras en relación a la seguridad, el estado de los caminos, la necesidad de contar con un plan serio contra el flagelo del fuego, abrir líneas de financiamiento, un replanteo de la situación impositiva asfixiante, y la urgencia por contar con información sobre los nuevos escenarios climáticos.
Comerciantes. La presión impositiva provincial y la inflación que destroza la economía de los hogares impacta directamente en los comercios, aquellos que ha podido sobrevivir a la devastación de la pandemia. Esta semana hubo reclamos de la Asociación de Comerciantes y Trabajadores Independientes que se enfocaron en las promesas de préstamos y líneas de crédito de mayor complejidad hechas durante la campaña electoral del 2021 e incumplidas, luego de dos derrotas.
Docentes. Una paritaria que se frustró a la tercera reunión ni bien se desnudó que la única intención del Ejecutivo era modificar el estatuto docente, y multitudinarias marchas a lo largo del año prefiguraron este final de ciclo lectivo que se avecina y que encuentra a los maestros amortiguando la explosión social en las aulas. Los casos de violencia entre los propios chicos, la violencia de toda índole en contra de ellos y la penetración de droga en todos los niveles, y otros problemas habían quedado condensados en un textual del secretario General de la Asociación Sanluiseña de Docentes Estatales (ASDE), Daniel Gozayni: “Venimos diciendo que las escuelas están haciendo eclosión con las problemáticas que aparecen todos los días y que a los educadores les cuesta trabajar”.
Empleados públicos. Los aumentos salariales otorgados a lo largo del año dejaron sus salarios por debajo de la curva inflacionaria. Se perdió la expectativa y posterior euforia que solían generar los aumentos salariales que otorgaba el Gobierno varios años atrás, porque claramente son inferiores a la necesidad. Los gremios que nuclean a los estatales insisten para que el Gobierno ejecute la cláusula gatillo y recomponga convenientemente el salario de los trabajadores.
Seguridad. El desmadre que se vive desde hace varios meses abrió la puerta a un fenómeno que nunca se había visto en San Luis. Ya no sólo son víctimas de la inseguridad hogares de buen pasar económico; no, ahora también los hogares más humildes de muchos barrios son blanco de robos. Pobres contra pobres. Esto, en medio de un creciente avance de la droga que no distingue barreras geográficas, sociales, culturales ni económicas.
Salud. El personal de la salud pública que arriesgó su vida durante la pandemia es uno de los sectores más activos a la hora de plantear sus reclamos. Esta semana hubo otra jornada de protesta con pedidos concretos por parte de la Asociación de Profesionales y Técnicos de la Salud (APTS): desbloqueo del título, 82% móvil para la jubilación y cese de hostigamiento laboral.
A este paquete de reclamos concretos se le suma la evidente desconexión entre las prioridades que exhibe el Gobierno y lo que demanda la sociedad, y la cada vez más notoria falta de gestión y de compromiso de funcionarios que no saben hacia dónde van, y en la incertidumbre por el devenir electoral.
Tal como lo señaló DePolítica la semana pasada, Rodríguez Saá está muy molesto con el panorama que se encuentra al volver a localidades que no pisaba desde la última campaña electoral, y pese a que la actividad es una suerte de “The Truman Show” en la que le arman una entorno controlado y amigable, como en la película de Jim Carrey. Lo advierte desde su condición de «animal político», lo soporta porque está solo, pero advierte que así no hay destino, y eso lo tiene sacado.
1. Lo acompaña una troupe móvil de aplaudidores, más funcionarios que la gente que lo espera.
2. Los intendentes lo rodean con sus conocidos, empleados y chicos de escuelas primarias que siempre garpan en una foto más allá de los cuestionamientos éticos. Qué enfermizo resulta pensar que chicos de primer grado corran a abrazar a un gobernante.
3. No hay funcionarios provinciales en condiciones de brindar soporte y responder las demandas que surgen en el momento ante algún planteo puntual.
4. Gran parte de las obras que se visitan están muy lejos de las reales necesidades de los vecinos. Eso queda en evidencia a partir de los comentarios que reciben en las redes sociales las publicaciones de esas noticias.
A propósito de la comunicación, Rodríguez Saá está tentado en cortar varios tentáculos de la comunicación oficial, absolutamente funcionales por desconocimiento profesional y atragantamiento oficialista, al posicionamiento de un único líder opositor.
Este es el escenario con que se encuentra Rodríguez Saá en la gira provincial en modo campaña electoral, aún sin candidato del oficialismo para la Gobernación.
A la falta de un nombre competitivo per se que lo llevó a cambiar las reglas de juego electorales, se le agrega otro desafío inédito para la vida política de Rodríguez Saá: ¿cuánto tiempo será capaz de soportar en condición de pato rengo? La lógica indica que una vez bendecido un candidato, el centro de atención se desplazará de Rodríguez Saá hacia el elegido.
Digamos que esa indefinición en relación al nombre del candidato no deja de tener un punto a favor: lo está protegiendo, por ahora, del fuego político que le espera.