Alberto Rodríguez Saá: más cerca de Jair Bolsonaro que de Felipe González
“Eran las 20,45 del día de las elecciones y mis cómputos indicaban que a pesar de la escasa diferencia a favor de nuestros adversarios del Partido Popular el resultado era inmodificable… Así que lo llame por teléfono a José María Aznar y luego de felicitarlo le comuniqué que había triunfado y que debía comenzar a formar nuevo gobierno como lo establece la constitución española… Me respondió sorprendido diciéndome que esos números le eran aún provisorios… Y le dije: Mira José María, como Presidente del Gobierno soy el primer defensor de la democracia y el garante de la paz social en España. No se puede seguir con este clima de tensión política que genera esta incertidumbre. – Adelante entonces».
Declaraciones del Ex Presidente español Felipe González al periodista Pablo Motos conductor del programa de TV “El Hormiguero” el 26/05/2021, citado por Sergio Del Molino en su libro “Un tal González” Editorial Alfaguara – Madrid 2023.

Han transcurrido ya quince días del domingo 11 de junio pasado cuando la oposición política de San Luis encabezada por Claudio Poggi ganó en elecciones de manera clara y limpia y aún hoy el Gobernador de la Provincia, Alberto Rodríguez Saá sigue sin aceptar la derrota como tampoco felicitar al triunfador.
Seguramente ese silencio “atronador” del principal derrotado no escapa a ningún observador de la realidad provincial.
¿Por qué no lo acepta?, se preguntan muchos.
¿Será porque no le avisaron del resultado electoral?; o ¿le avisaron y duda de la veracidad del escrutinio?; o ¿porque cree en los resultados, pero descalifica el valor de la votación, considerando que la mayoría del pueblo de San Luis se equivocó esta vez, como lo anunciara esa misma noche su vocero y monigote televisivo?.
Todas estas hipótesis pueden ser ciertas, pero lo que queda claro es que el silencio del Gobernador constituye una clara conducta de irresponsabilidad democrática.
Nada nuevo en él.
Ya tuvo conductas parecidas en comicios anteriores, como en el año 1986 desconociendo los resultados negativos de aquella elección legislativa de 1985; o como cuando fue a la caza del entonces Intendente de la ciudad de San Luis, Carlos Ponce -tras la derrota de medio término en 2001- con una campaña destituyente denominada “Navidad sin Ponce”, y que no pudo “materializar” porque “se les cruzó en el camino” la designación de su hermano Adolfo (Rodríguez Saá) como Presidente de la Nación, obligándolo en consecuencia a cambiar de “rumbo”.

Lo que queda claro es que, entre este silencio atronador de no reconocer la derrota y aquellos desconocimientos anteriores a los resultados electorales negativos se muestra con claridad meridiana la figura de una persona con conductas y convicciones irrespetuosas de la voluntad popular, especialmente cuando ésta le es adversa.
Seguramente pesará aun en él y en su ideología más básica aquellas lecturas juveniles de su pariente Víctor Saá, el que en su ensayo “Psicología del Puntano” de 1936 –considerado y prologado por Alberto Rodríguez Saa en 1992 como la “obra cumbre del pensamiento puntano”-, expresaba su desprecio a todas las corrientes inmigratorias de San Luis y elevaba su linaje familiar a la categoría de “estirpe superior provincial”.
Verdadera “ideología” endogámica, familiar y disparatada con la que intentó teñir durante todos estos años la propaganda oficial bajo el título de la “puntanidad”.
¿Seguirá durante los próximos días el Gobernador encerrado en su caprichoso silencio, no reconociendo la derrota electoral ni felicitando al nuevo Gobernador elegido democráticamente en comicios trasparentes e incuestionables?.
¿Su irresponsabilidad democrática se reducirá solamente a su actual silencio, o también intentará –como hizo el ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro– empañar la ceremonia del cambio constitucional del próximo 10 de diciembre con actos de violencia?.

Todo puede suceder en este clima de desprecio antidemocrático que con su silencio promueve el Gobernador Rodríguez Saá.
Desde esta columna de opinión le sugerimos que imite su conducta a la que tuvo, en igual circunstancia, el español Felipe González y no la del brasilero Jair Bolsonaro quien no reconoció la derrota, se fue del país, no entregó el mando a su sucesor Lula y mandó a su gente a tomar el edificio gubernamental del Planalto.
Bastante le ha “dado” el pueblo de la provincia de San Luis a él durante estos 40 años para que, en tiempos de derrota como los actuales, le “retribuya” con esta conducta de ingratitud e irresponsabilidad democrática como la que hoy lleva adelante.
La democracia y la paz social de San Luis –como diría Felipe González– no lo merece.
***
