Acuerdo sí, acuerdo no

10 de diciembre de 2022
Alberto y Adolfo Rodríguez Saá.

La primera de las dos fotos políticas de diciembre, la de la Convocatoria al Congreso Justicialista y a los dirigentes peronistas y pan-peronistas a juntarse para recrear mística y unir fuerzas de cara al desafío electoral 2023 se veló a las pocas horas del llamado que hizo la presidenta del partido, María Angélica Torrontegui.

La otra foto política de diciembre, la veremos el lunes en la asunción de las nuevas autoridades radicales. Todo parece adelantar que esta vez habrá un gran frente opositor.

Dos consideraciones previas sobre ese llamado antes de analizar sus resultados.

La primera: la expresión “pan-peronismo” fue muy desafortunada, más allá de la intencionalidad con la que se la usó, porque obligó a tratar de explicar inmediatamente qué significaba lo que quería decir. Si alguien explica lo que quiere decir entonces significa que nadie entiende lo que dice.

La segunda: la insistente referencia a una “mesa chica” por parte de la propia presidenta del partido reveló mucho más que la verticalidad que se le reconoce al peronismo; diríamos que es una expresión desgraciada en el sentido de que alimenta la idea de una mesa con privilegios, sectaria, rayana al contubernio, a contramano de la propia convocatoria al diálogo al que supuestamente se convocaba. Nada más lejos de lo que la sociedad le reclama hoy a sus dirigentes.

La falta de adhesiones a ese llamado quedó en evidencia en cuestión de horas con pronunciamientos públicos, y entonces todo se redujo a un puñado de sellos cuyos dirigentes ya conviven al calor del oficialismo provincial. No había nada nuevo que mostrar.

En verdad tampoco Terrazas tenía ni tiene muchas ganas de abrirse generosamente a una reconstrucción política, pese a las señales de desintegración que se ven a diario y que observó el propio Alberto en su gira por varias localidades. Sucede que sigue confiando en el poder curativo del dinero.

Como sea, hubo un morbo particular sobre qué haría el espacio Todos Unidos que lidera Adolfo Rodríguez Saá.

Son muchos los dirigentes atrapados en una niebla de nostalgia sobre una realidad que en otros tiempos los cobijó y que hoy se esfuerzan en tratar de reconstruir como si las cosas no pudieran ser de otra manera.  Aunque habrá que admitirles a su favor, el deterioro que hoy es evidente en todos los indicadores de gestión del Gobierno en relación a aquellos años.

Ahora, un dirigente del oficialismo bien informado y con autoridad como para ser citado en este artículo respetando su pedido de off the record le aseguró a DePolítica que las posibilidades de un acuerdo entre Alberto y Adolfo Rodríguez Saá son nulas. No hay arreglo.

-¿Por qué?

– En primer lugar por las visiones de cada uno de ellos, y en segundo lugar por las consideraciones de capital político. Convengamos que Todos Unidos está sobrevalorado.

– ¿Lo decís a partir de los 3600 votos de la elección pasada?

– Mirá, los tres dirigentes de ese espacio que jugaron en 2019 y que le interesaban a Terrazas ya están adentro del oficialismo: Toti Videla, que gobierna Juana Koslay; Gato Fernández, que quedó desactivado políticamente adentro de este Superior Tribunal y Juampi Funes, que te diría que es el único que aún hoy se esfuerza por tratar de resultarle simpático a Alberto sin entender que nunca será parte de la “mesa chica”.

– ¿No crees que Adolfo tiene entonces un capital simbólico que podría interesarle a Terrazas?

– Lo que te digo es que hay un reconocimiento de debilidad en el propio oficialismo, es cierto, por eso hay lemas, y también debo decirte que Adolfo es muy hábil para vender su juego político, pero hay que saber leer las declaraciones de Alberto en el partido. Cuando dice que su ciclo está terminado, se está llevando puesto también a su hermano… y entonces abre las puertas para los jóvenes. Fue todo un gesto que pusiera a su hijo de Vicepresidente del partido. Sabés qué, esto es como aquella foto en el Hotel El Volcán, creo que fue antes de 2017, cuando Alberto hizo fotografiar a todo su grupo de jóvenes de confianza y dijo que ese era el futuro. Me extraña que no lo veas…  las señales vienen de varios años atrás.

– ¿Pero y lo de Berta Arena en la vicepresidencia de la Cámara? Claramente eso parece parte de un acuerdo…

– Lo que pasa es que se les revela la etiqueta. Vos no podés enmascarar la búsqueda de un acuerdo político detrás de un acuerdo institucional… Fijate que durante todo el año hubo varios documentos muy críticos de Todos Unidos sobre la marcha del Gobierno pero por otro lado terminan cogobernando en la Legislatura. ¿Cómo es entonces?, ¿Sos o no sos parte del Gobierno? Y te digo más: no puede ser que a Todos Unidos le vengan bien cualquier de los dos proyectos de gobierno que hay en pugna: el de Terrazas o el de Poggi. Eso te termina bajando el precio.

– Desde tu mirada entonces, ¿descartada cualquier posibilidad de acuerdo?

– …es todo de tal precariedad que todos intentan sacar rédito hasta de esta incertidumbre. Pero volvé a escuchar a Alberto en el PJ, es la hora de los jóvenes.

 

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