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Si Alberto Rodríguez Saá quería que su foto apareciera en la Boleta Única Papel en las elecciones del 11 de mayo debía ser candidato.
Hubiese bastado con que encabezara la lista de diputados por el departamento Pueyrredón para que su foto estuviera en todas las boletas.
Sin embargo, temeroso y advertido de la nueva derrota electoral que sufrirá en sólo seis domingos, Rodríguez Saá se bajó de cualquier candidatura.
Picudeó como Raphinha.
Si hasta compadreó recitando un fragmento del Martín Fierro ante una docena de dirigentes, prometiendo que había que aguantar hasta que “un criollo vuelva a esta tierra a mandar”.
Amagó ante el pedido de algunos de sus dirigentes, que querían que se arremangara para traccionar la lista del Justicialismo.
Pero el autor de la famosa frase “yo no perdí” –en relación con la derrota en la elección de junio de 2023- se escondió una vez más.
Rodríguez Saá sabe que va a volver a perder. Por eso, apela a construir alrededor de su figura una suerte de relato épico en el que se victimiza porque su foto no puede estar en la Boleta Única Papel. Tendría que haber sido candidato.
La Cámara Electoral Nacional resolvió que sólo puede haber fotos de los candidatos, pero que en la boleta no puede haber imágenes, fotos, caricaturas ni demás representaciones de personas vivas que no sean candidatas. Así está estipulado también en la nueva ley electoral que regula la elección del 11 de mayo.
Es decir, no se puede poner una imagen de una persona que no es candidata porque eso no está permitido por la ley, y además, podría confundir al electorado.
En todo caso, para poner su foto en el voto, Rodríguez Saá debió haber hecho como su amigo Jorge Capitanich, quien el 11 de mayo encabezará la lista de diputados provinciales por el peronismo opositor y cuya foto aparecerá en la boleta del frente “Chaco merece más”.
Lo que vulgarmente se dice, «poner los huevos».
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