Siete de cada diez niños en San Luis son pobres. Esa es la mayor tragedia social que enfrentamos los puntanos.
Los números que acaba de publicar el INDEC ubican a la provincia de San Luis entre los tres distritos con mayor pobreza infantil por debajo sólo del conurbano bonaerense y del Gran Resistencia en Chaco. Ni el más pesimista podía pensar esta realidad.
Cuánto influye la pandemia, qué responsabilidades comparten las políticas de los gobiernos nacional y provincial, qué se debe hacer con urgencia, como se resuelve a corto plazo este horror de convivir con siete de cada diez chicos en condición de pobreza en San Luis serán materia de debate seguramente en futuras ediciones. Mientras, ningún dirigente, ni funcionario, empezando por los ministros de Desarrollo Social cuyos rostros ilustran la portada de este artículo, tiene derecho a entretenerse en otro tema que no sea este: sacar a esos chicos y a esas familias de la pobreza.
Esta página invitó a cinco dirigentes de distintas extracciones, con distintos currículum y de distintos ámbitos de trabajo para intentar poner en palabras qué es lo que sucede en Argentina y particularmente en San Luis.
A continuación, sus opiniones:
Diego Sosa. Referente de Los Irrompibles.
En términos generales creo que estamos en una situación muy delicada, creo que en estos momentos hablar de la economía, o de los números que está publicando el INDEC o los indicadores que estamos teniendo de pobreza, de mi parte creo que sería muy imprudente o injusto, porque es como estar al lado de una persona enferma, agonizando y yo le estoy diciendo las cuentas que tiene y los problemas que le puede ocasionar, cuando está sumamente grave.
Creo que el país y el mundo está grave con esta pandemia con lo cual no puedo disociar la pandemia de la situación económica, sí debo decir que afortunadamente están llegando las vacunas, afortunadamente me parece que el camino se empieza a acortar, tengo mucha esperanza de que esto suceda rápido. También debo reconocer que vivo en una provincia en donde las cosas se están haciendo bien a nivel sanitario, con las vacunas, donde también debo decir que sin ser peronista, vivo en una provincia que siempre, siempre, pasaran los gobernadores que han pasado, fue una provincia muy ordenada en sus números y en su economía. Así que de mi parte yo haría un impasse, yo creo que es un impasse de todos los argentinos donde tendríamos que, como si lo graficáramos, sería un ring metafóricamente hablando, se boxea para ver quien gana en las urnas o en la democracia, donde podemos discutir ideológicamente, cambiar opiniones, ponernos más eufóricos, menos comprensivos, hoy me parece que ese ring debe estar vacío, no tiene que haber nada arriba de ese ring. Hoy tenemos que estar todos juntos, debemos salir adelante porque hay gente que la está pasando mal. Yo voy y transito y los barrios y la situación se está poniendo delicada, entonces me parece que no es momento para hurgar, porque yo podría volver sobre gobiernos anteriores y la verdad es que no es mi estilo. Mi estilo dice que hay que darnos un impassse y cuando esto termine, que el ring metafóricamente hablando, se pueda volver a usar. Y que gane el que sea más capaz. Sí creo es que preocupante la situación económica, a mí sí me preocupa mucho que estemos tan desunidos en estos momentos y ante este problema que aqueja a toda la humanidad. Unidad ante todo.
Daniel Sosa. Referente del Movimiento Evita.
La primera reflexión que se me ocurre hacer ante las estadísticas del INDEC que elevan los números de la pobreza en Argentina debo decir que esos números son parte de un proceso mucho más grande, no es solamente nuestro país; el continente tiene esos niveles de pobreza. Lo que pasa es que la inequidad estructural, una falta de desarrollo económico parejo desde hace varias décadas.
La acumulación del capital en pocas maneja genera esta asimetría y eso también se ve reflejado en las provincias y lo pagan fundamentalmente los pibes, los menores de 18 años son los grandes perdedores y los mayores de 65 o 70 años en un continente injusto, dependiente, cruzado por el neoliberalismo.
Nosotros estamos tratando de construir un modelo que no encaja, nos empecinamos en esperar inversiones extranjeras, nos empecinamos en construir una sociedad industrial y todo indica que tal vez el camino pasa por la agricultura familiar, por la economía popular que es lo que garantiza que los chicos tengan acceso rápido a la comida en el mismo ámbito en el que viven.
La otra cuestión que me permito decir es que nosotros tenemos que razonarlo en los siguientes términos, San Luis no es tampoco una expceción en el mar de desocupación que tiene Argentina y América. La pobreza de los pibes en nuestros barrios es muy elevada; un ejemplo de esa pobreza es que en los comedores o merenderos ha crecido la cantidad de gente que participa, tenemos un problema serio, no hemos podido resolver el problema de fondo. El problema de fondo que tenemos nosotros en San Luis es que no pudimos resolver la ausencia de trabajo tras la caída del parque industrial. Estamos tanteando en la oscuridad para ver cómo salimos. Insisto que en San Luis también podemos probar una salida como la de la agricultura familiar y la economía popular. La pobreza estructura de los pibes y las pibas en nuestra ciudad se ve reflejada en la talla, en el aspecto y otro indicador de la pobreza entre los jóvenes es que salen a delinquir y la carcel tiene una población de un 80% entre pibes de 18 a 30 años. Son los pibes que se forjaron en una sociedad que no les da la posibilidad de igualar condiciones.
Juan Larrea. Referente del Partido Comunista.
Nuestra opinión sobre la situación en particular de la pobreza afectando a los menores de 14 años nos asombra la indiferencia frente a este suceso del gobierno provincial. Tenemos que decir que es conocido que sobre 32 conglomerados urbanos del país San Luis se encuentra entre los tres peores, solamente superado por la situación del Gran Buenos Aires y del Gran Resistencia. Estamos en el 69.9% y solamente doce conglomerados urbanos están sobre la media, quiere decir que San Luis está sobradamente en una mala situación.
Nos preocupa muchísimo que el Gobierno provincial siga insistiendo en desconocer esta situación, desconocer en particular cómo se vive en los barrios de las márgenes, esos barrios que se crean día a día, con el esfuerzo de quienes allí viven y trabajan; el más importante de ellos es seguramente el barrio República y nosotros no lo conocemos estadísticamente, lo conocemos por nuestro trabajo social y político en particular. Es un barrio que no tiene menos de 15 mil habitantes, que debe tener alrededor de 3 mil viviendas, que no tiene de ninguna manera un censo pero como no tiene un censo que reconozca quienes son los que viven tampoco tiene ninguna condición de habitabilidad que no sean las que se crean los mismos vecinos. Estos vecinos que trabajan como pueden, cuando pueden, y que realmente no son ayudados por el gobierno provincial, ni por el gobierno municipal. Tenemos que decir que desde la pandemia, es decir desde el año pasado todo esto se ve agudizado por el mal manejo de la pandemia del gobierno provincial que no atinó a crear un comité de crisis que tuviera representación de quienes viven y trabajan en estos barrios, porque son quienes les indicarían las condiciones reales. El gobierno no tiene ni la voluntad ni la intención de conocer qué es lo que está pasando y su ayuda siempre es altamente condicionada.
Llega sí la ayuda de los movimientos sociales, de las organizaciones políticas populares, que con su propio esfuerzo o la canalización de la fuerza nacional, allí están trabajando. Tenemos que decir que el gobieno no toma las medidas importantes, a tiempo, como por ejemplo resolver en tiempo y forma los problemas de vivienda, de transporte, de conectividad; o medidas totalmente irresponsables como dejar a cargo de los padres si los niños van a ir o no a las escuelas, medidas brutales como las que tomó el año pasado dandole la posibilidad a la policía de accionar en formas altamente represivas como es el caso de Florencia Magalí Morales en Santa Rosa, o de Franco en Villa Mercedes, sin solución, acompañados por la brutalidad de algunos funcionarios de gobierno que incurren en femicidios y todo esto con la propia actitud del gobierno, es decir calladamente el gobierno a partir del 1° de marzo le ha autorizado a Edesal un aumento del 27% en la tarifa eléctrica cuando el gobierno nacional está recomendando tasas o porcentajes que no superan el 9%. Creemos que este gobierno provincial tiene un mal manejo no solamente de la situación general histórica sino en particular de la crisis que provoca la pandemia. No conocemos, no hay cifras respecto a las condiciones de salud, informan solamente y diariamente cómo crece pero no se conocen las medidas. Creemos que los hospitales están en condiciones prácticamente de saturación y esto es una responsabilidad que debe resolver el gobierno. Tenemos muchísima preocupación. Sabemos que siete de cada diez chicos están en esta condición y no vemos que el gobierno atine a resolverlo y solo queda en mano de los movimientos sociales que distribuyen la ayuda que envía Nación.
Andrés Vallone. Referente de Todos Unidos.
La profunda crisis sanitaria y de supervivencia que ha generado el Cóvid-19 en el mundo, ha transformado la pandemia en el único enemigo a vencer. Las agendas de los estados en los países más poderosos tienen una única prioridad, terminar con el virus. Muy por el contrario en los países del tercer mundo como la Argentina, donde es tratar de combatirlo como se pueda: con encierros, restricciones, medidas contradictorias y mirando más las encuestas que la certeza científica y sanitaria.
Mientras se multiplica la diversidad de miradas y crecen posiciones según conveniencia, avanzan silenciosamente otros virus, esos que nadie quiere ver y que no figuran en agenda de líderes ni gobernantes, la desigualda y la pobreza, los virus para los que no hay políticas ni contención. Seguramente, cuando finalice la pandemia, será visible y cada vez más profunda su penetración en nuestra sociedad.
La desigualdad, es la falta de equilibrio entre personas, en una misma sociedad, la desigualdad social, sobre la que hablamos, es cuando hay un sector que recibe un trato desfavorable, diferente, que lo perjudica y lo diferencia del resto de los integrantes de una misma sociedad.
La escases de vacunas, la falta de educación presencial, la falta de acceso a internet, las restricciones que afectan al trabajo y que cada día más informal y no garantiza los ingresos básicos diarios de las familias, sobresale la falta de empatía y solidaridad de los sectores más poderosos, que sumado a la poca sensibilidad social de gobernantes hacen de la desigualdad, una grieta difícil de resolver en medio del momento más crítico que nos ha tocado vivir.
Los padres de zonas vulnerables claman por accesibilidad para que sus hijos puedan estudiar en la virtualidad, (el 38% del alumnado de barrios populares deserto en el primer año de Pandemia – INDEC 2020), las asociaciones, cámaras de comercio y emprendedores solicitan por todas las vías existentes, igualdad de esfuerzo a los gobiernos, suspensión de impuestos y políticas de asistencia financiera (para no cerrar o despedir trabajadores) sumado a la falta de vacunas, que profundiza la desigualdad entre los que pueden y no acceder a las escasas dosis, que son la única esperanza.
La pobreza, que es la carencia de lo básico, de lo necesario para vivir, situación en la que se encuentran la mitad de la población, 1 de cada 2 argentinos está imposibilitado de acceder a la alimentación básica, datos de Diciembre 2020 es necesario asumir la profundización de la Pobreza producto de la pandemia en este primer semestre del año 2021
Esta semana el INDEC informó, que la pobreza y la indigencia afecta a casi 20 millones de argentinos, datos e índices escalofriantes, que duelen y golpean duro a nuestra sociedad, especialmente a niños menores de 17 años.
El comité Argentino de seguimiento y aplicación de la convención internacional de los derechos del niño en la Argentina informó que la pobreza infantil en el país llega al 62,9 %.
“Los chicos son los únicos privilegiados», solía decir el General Perón.
Las estadísticas publicadas por el Observatorio de deuda Social (UCA) el día 3 de diciembre de 2020 nos indican que la mitad de los argentinos están por debajo de la línea de Pobreza, el 44,2 % alcanza a 18 millones de personas, sumando en el año de pandemia a 2 millones de nuevos pobres la mitad de la población. Hoy cinco meses después se calcula que el 17 % de esa población que estaba por afuera de los índices de pobreza y era clase media, ya cayó en la pobreza y de esos la mitad en el trabajo informal.
No está mal, preocuparse y ocuparse por la pandemia mundial, generar políticas de emergencia sanitaria y tener como prioridad un plan de vacunación, pero estamos ante una crisis que es integral: sanitaria, económica y social, si quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones no lo ven, la desigualdad y la pobreza se transforman en una pandemia silenciosa, que no tendrá marcha atrás, así no hay futuro y para esto, no existe ninguna vacuna.
Roberto Fernández. Referente de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular.
Si tomamos como base el Salario Mínimo, Vital y Móvil estamos con un terrible tema de pobreza, no llega a haber como en años anteriores personas desnutridas, con problemas base de alimentación, tenemos un problema que es que hay un 30% de compañeros trabajando en blanco y un 70% de compañeros que trabajan en la economía popular, y por lo tanto no tienen un sueldo blanqueado, el carpintero, el verdulero, el carnicero, el gomero… el gran drama pasa y se acentúa mucho en los barrios y en la sociedad por los grandes aumentos que ha habido, aumentos desmedidos que desde algunos sectores, como el campo y algunas empresas alimentarias que nos han puesto en una coyuntura muy jodida para el trabajador. Hay un sector que está bien, los compañeros que están blanqueados tienen otra realidad, el drama es la realidad que no se ve, no se palpa, y es la de compañeros que dependen de la changa, del día a día, más allá de que tengan alguna contención del Estado, con ayuda sociales, con Tarjeta Alimentar, con los planes Potenciar y con las becas en la provincia.
Hoy un compañero que tiene una familia tipo de cinco personas y si no gana más de dos mil pesos por día no se puede mantener, porque después está la otra parte que es el tema alimenticio. Gas, luz, ropa, la escuela, vos no podes entender que una lapicer salga 70 u 80 pesos y más de 120.
Estamos viviendo momentos muy duros, el país los vive y los vive el mundo porque más allá de la mala suerte de que esta pandemia está haciendo estragos en la salud, también está haciendo estragos en el tema trabajo, porque las changas se achican, no hay changas, no hay trabajo; hoy te encontrás con negocios que cierran todos los días, eso complica al grupo familiar.
También en los barrios hay otra mirada distinta, en hogares en donde todos trabajan para llenar la olla están en otra circunstancia; el padre hace changas de pinturas, la madre hace changas de costura, y el hijo está estudiando o hace changas y también entra un plan ahí, que eso equilibra un poco la balanza.
A los comedores de la periferia cada vez llegan más niños a buscar su ración diaria; uno colabora, juntamos entre los compañeros con donaciones.